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La Alberca

Disculpen las mejoras

El cartel que ha puesto Óscar Puente en las estaciones de tren es el gran lema de la impostura política contemporánea

Los que votaron 'no'

Moreno de Tokio

Alberto García Reyes

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Cuando te bajas por fin del tren que se ha quedado dos horas parado en algún lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, el ministro Puente te recibe con un eslogan genial: «Disculpen las mejoras». El niño berreando por el calor ... al que la madre ha dejado a la intemperie del dodotis; el que da instrucciones por teléfono porque va a llegar tarde y, oiga, ya que estamos nos enteramos todos de cómo va la empresa y de que el tal Manolo es un inútil; el guiri que se abanica con una servilleta; la azafata que te cobra dos euros por una botellita de agua caliente mientras te pega el sol por el cristal del vagón sin aire acondicionado; la señora que pregunta a todo el que pasa con un traje azul qué es eso de la catenaria y cuándo arrancamos; la monitora del campamento juvenil que no sabe cómo templar las hormonas sudorosas de los adolescentes, Juan, que te estés quieto ya o le digo al revisor que te deje ahí en la vía; y el abuelo con andador que viaja solo porque su hijo le espera en la estación son mejoras indiscutibles, mejoras históricas, las mejoras del siglo. Que no sabemos apreciar el trabajazo que está haciendo el Gobierno. En un tris ha conseguido que los trenes más puntuales de la historia ya no lleguen nunca a su hora. ¿Usted sabe lo difícil que es eso?

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