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Tribuna abierta

El Francomodín

La familia española va cambiando: ya no sólo es que haya hijos (o nietos) de la Transición, sino que muchos somos vástagos de una democracia consolidada

Adrián J. Sáez

¿Quieren saber cómo ganar todo debate?, ¿qué hacer para distraer la atención de cualquier situación incómoda?, ¿cómo salirse por peteneras con aire triunfante con más estilo que con la mejor bomba de humo? Fácil, hay una técnica infalible: el Francomodín, que consiste en sacar ... a relucir el nombre de Franco y el período de la dictadura con alcances, funciones y sentidos cambiantes. Es mano de santo, oigan: argumento de autoridad y estrategia retórica a la vez, con la ventaja de que vence siempre y vale para un roto y un descosido. Es multiusos y polivalente, pues funciona en cualquier reunión: en una charla de amigos permite quedar como el mejor orate (o botarate), en la típica cena de Navidad corona al más avispado de cuñados y –lo que es peor– en las discusiones políticas del Congreso u otras sedes recibe aplausos a manta porque sí. Mucho mejor que el 'joker', es el as de la baraja, el 31 del mus o la jugada que prefieran, con el plus de que da igual la mano que se tenga: basta sacarse el Francomodín de la manga y la victoria está asegurada.

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