todo irá bien
No es cerdo, es política
Por pereza, desidia y avaricia, tomamos la muerte de la estantería de los supermercados y nos la tragamos. ¿Qué querías? Pues una peste porcina
El día que echamos a los alemanes
Yo tampoco me arrepiento
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Iniciar sesiónLa peste no es porcina, es política. Comer bocadillos es mandar un Uber de la muerte porque el embutido que llevan es siempre catastrófico. Poner entre panes un embutido bueno es posguerra, ignorancia. Barbarie. Y más si es pan con tomate. Somos España, tierra de María ... y de los mejores productos del mundo. Despreciar nuestra calidad y preferir la bazofia procesada es una decisión antiespañola, profundamente política, y es absurdo pensar que no tendrá consecuencias.
La cantidad de porquería envasada que comemos a diario, las toneladas de cerdo que no son cerdo, de palitos que no son cangrejo, tanto desprecio ingrato al don de haber nacido en el lugar más afortunado de la Tierra, no tienen que ver con la lucha de clases ni con el precio de los alimentos. Comer o no comer, Montalbán lo escribe, es cuestión de dinero. Pero comer bien o comer mal no es cuestión de dinero sino de cultura. Y lo que tú culturalmente haces cuando compras embutido envasado es lo que culturalmente hacen los comunistas con la libertad, aunque los comunistas es verdad que te matan al instante. Pero cuando comemos plástico, ¿qué crees que hacemos? Nos estamos triturando, estamos encargando un cáncer desde la más tierna infancia, y la devastación moral que causa recrearse en el mal. Por pereza, desidia y avaricia, tomamos la muerte de la estantería de los supermercados y nos la tragamos. Y luego ¿qué querías? Pues una peste porcina. Y africana. Enfermedad. Metáfora. Lo raro es que no nos haya caído una plaga.
El problema no es que lo que comiera el jabalí estuviera en mal estado. Nosotros somos los que estamos mal. Somos cómplices de esta peste para cualquier estómago y para cualquier conciencia de ser humano completo y que aspire a ser un digno testigo de su lugar y de su tiempo. La cultura española es lavarse las manos antes de comer mucho más que un cuadro de Goya. La cultura española es mucho más un jamón ibérico de bellota que el teatro o el cine que hacen nuestros caricatos subvencionados. La gastronomía española es mucho más la expresión de nuestra cultura que lo que por pedantería y resentimiento social sale en las páginas culturales de los periódicos. Por supuesto que la peste es política, como que las escuelas lancen sus fetuas sobre el cambio climático y no enseñen la historia de nuestro país a partir de la evolución de nuestra cocina. Hay que educar en lo que somos y conectarlo con lo que hacemos. La calidad es la esencia de España. El igualitarismo es ideológico y mata.
Que sobran jabalíes, y a centenares, también es político; y también somos culpables porque los mismos que dicen que es fascista darles caza creen que es terrorismo ecológico limpiar los bosques y comen no más que basura infame con etiqueta vegana.
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