Injusticias
Nacer en un determinado ambiente ayuda, sí, pero tampoco garantiza el éxito
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLuis Escobar, marqués de las Marismas del Guadalquivir, al principio de sus memorias se burla de los guapos que consideran su belleza como un castigo impuesto por el destino. Se quejan porque el resto sólo ve el envoltorio, no su divino interior. Pobrecillos. Escobar los ... tritura y repasa las ventajas que manan de un cuerpo glorioso y un rostro atractivo. Te quieren conocer, te miman, te desean, te invitan a fiestas de fuegos artificiales. Los feos, por mucho talento que proyecten, se lo tienen que trabajar. Y esto, al que también fue berlanguiano marqués de Leguineche, se le antojaba muy injusto.
Otra injusticia cósmica: el pianista Richard Clayderman arrasó nuestros tímpanos con su babosa ‘Balada para Adelina’ y seguramente ganó más dinero con ese crimen que el conjunto de las creaciones de dos genios como Thelonious Monk y Bud Powell. Y los científicos con entrañable aire de hacendoso roedor, pese a su inteligencia y al reconocimiento que ahora reciben (a cuentagotas) por su lucha contra el bicho pandémico, nunca lograrán las portadas de los hijos tronados de las celebridades fosforescentes que visten chándal los siete días de la semana. Nacer en un determinado ambiente ayuda, sí, pero tampoco garantiza el éxito porque si levantar un patrimonio supone una tarea titánica, fundírtelo resulta harto fácil si te zambulles en el barro del vicio. Que un señor, legítimo multimillonario gracias a su esfuerzo, ceda el imperio a su descendencia le parece normal a cualquier persona sensata. Pero la sensatez empieza a ser un bien escaso, de ahí que los instalados en el resentimiento agarren un ataque de nervios. Ahogados en su infantilismo ignoran que el mundo es injusto. Sólo cuando cobran a fin de mes de las arcas públicas se desvanecen sus rencores, pues en ese trance piensan que sí lo merecen. Pero lo que a uno le parece injusto son los pelagatos disfrutando del sueldo que brota de nuestros bolsillos. El mundo, en efecto, es injusto. Don Luis, usted y yo siempre lo supimos.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete