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Editorial ABC

El precio de la locura separatista

No lograr la sede de la Agencia Europea del Medicamento es el enésimo efecto nocivo del disparate secesionista, cuyo único «logro» ha sido empobrecer a los catalanes

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La salida de Londres de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) es un perjuicio directísimo que los británicos se infligieron a sí mismos con su decisión de abandonar la Unión Europea. El descarte de Barcelona para albergarla es también un efecto directo, una pérdida clara ... para Barcelona y para España, provocada por los independentistas catalanes. Cuando se decidió crear la agencia en 1995, Barcelona fue la segunda ciudad favorita, justo después de Londres, y desde entonces ha mejorado muchísimo sus infraestructuras, lo que en buena lógica indicaría que podría muy bien habérsele adjudicado el traslado. El Gobierno así lo entendió cuando propuso la capital catalana, porque era sin duda la opción más adecuada desde el punto de vista técnico y humano . Su descarte a la primera de cambio es claramente un efecto del tóxico ambiente político que han provocado, y aún siguen provocando, los irresponsables dirigentes del independentismo. Que Carles Puigdemont se haya atrevido a culpar al Gobierno de este resultado solo demuestra su bajeza moral y su absoluta incapacidad para reconocer la realidad.

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