«Pastor de todos»

UNA mayoría de curas de la diócesis de Guipúzcoa expresó ayer su «disconformidad» con el nombramiento de monseñor José Ignacio Munilla como nuevo obispo, al que «en modo alguno» consideran como la persona «idónea para desempeñar el cargo de pastor de nuestra diócesis». Su designación - ... dicen- supone «una clara desautorización de la vida eclesial y una iniciativa destinada a variar su rumbo». Sobre la idoneidad puesta en duda de monseñor Munilla, al nuevo prelado le avala su trayectoria al frente de la diócesis de Palencia y su intachable rectitud en los principios doctrinales. Tanto que, ciertamente, puede resultar incompatible -afortunadamente- con el «rumbo eclesial» de la diócesis guipuzcoana, cuyas señas de identidad chocan con los objetivos expresados por su nuevo titular: «Ser pastor de todos sin excluir a nadie». Ha sido precisamente la deriva marcadamente nacionalista de la diócesis guipuzcoana la que ha hecho imposible la integración de los no concernidos por una «vida eclesial» orientada, en muchos aspectos, hacia una equidistancia grosera entre el dolor de las víctimas del terrorismo y el «sufrimiento» de las familias de los presos etarras, colocadas en un plano de igualdad tan injusto como ofensivo. Ha sido precisamente la condescendencia y el apoyo, más o menos taimado, a los abanderados del «diálogo» sin condiciones lo que ha convertido a la diócesis guipuzcoana en el ejemplo menos recomendable de consenso y entendimiento verdaderos. Su urgencia en la crítica a Munilla -que no es nacionalista, pero que desde la independencia intelectual y su fidelidad a los principios doctrinales conoce de sobra la realidad social del País Vasco- revela hasta qué punto los prejuicios de los curas guipuzcoanos son fruto de esa orientación política que ha pervertido la esencia de la propia acción eclesial de una diócesis que, en no pocas ocasiones, se ha alejado de su verdadera misión pastoral. Si con la misma urgencia y firmeza que ahora critican a Munilla hubieran condenado sin fisuras a ETA, tal vez ahora tendrían autoridad moral para el reproche. Pero su respuesta les delata y refuerza aún más las razones para el nombramiento de su obispo.

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