Suscribete a
ABC Premium

Vidas ejemplares

Pánico a que voten los madrileños

El ‘progresismo’ embarra la cancha para impedir que el público pueda elegir

Luis Ventoso

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Las secciones de Gente son a su modo una fuente de conocimiento sapiencial, pues reflejan la entraña de las personas. Hace un par de semanas, Ana Mellado entrevistó a Ignacio Aguado en la de ABC. El vicepresidente naranja de Madrid, de 38 años, contaba en ... tono distendido chascarrillos privados, como que está enganchado a ‘La Isla de las tentaciones’, porque necesita «poner el encefalograma plano» tras las tensiones políticas. En un momento dado, la entrevistadora le preguntaba por su notorio trasplante capilar. «Rumorología. Tomo pastillas para el pelo y me aplico productos». Evidentemente faltaba a la verdad. Las fotos de archivo muestran unas zonas descapotables que no redimiría ni el Ciripolen, imposibles de repoblar sin bisturí. La parábola del tupé de Aguado permite extrapolar conclusiones políticas. ¿Es fiable un político que engaña hasta en algo tan menor como su cabellera? No parece. Resulta lógico que Ayuso no se fiase un pelo -valga la redundancia- de su vicepresidente y temiese una moción a rebufo de la de Murcia. Aguado llevaba dos años de deslealtad con ella, consumido por el afán de protagonismo. Tampoco era más fiable el otro consejero estelar de Cs, el tránsfuga Garrido, que pícaramente pasó sin transición de presidente de Madrid por el PP a devoto cofrade del naranjismo. La lealtad de ambos quedó reflejada ayer en su apoyo instantáneo a las mociones del PSOE y Errejón para tratar de impedir los comicios que ya había convocado Ayuso.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia