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Editorial

Con la OTAN, y sin complejos

No es fácil que los aliados entiendan que el CNI esté en almoneda con grupos que han intentado buscar el apoyo de Rusia, o que la mitad del Gobierno pida manifestarse contra la OTAN

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Para las generaciones de europeos que han vivido en paz durante las últimas décadas, con el convencimiento de que era algo natural que solo dependía de su voluntad, la invasión de Ucrania por parte de Vladímir Putin constituye un amargo despertar a la realidad. En ... este momento se puede apreciar todo lo que significó que hace cuarenta años hubiera dirigentes políticos con la lucidez para vincular a nuestro país con la OTAN, una alianza basada en la defensa de la libertad y la democracia. Es cierto que no todos los problemas se pueden resolver por medios militares, como ha demostrado la frustrante misión en Afganistán, pero cuando emerge una amenaza militar directa, el poder de disuasión de la OTAN es la mejor herramienta para contener a un tirano con ansias expansionistas y armas nucleares, tal y como han demostrado Suecia y Finlandia, que se han apresurado a abandonar sus respectivas fórmulas de neutralidad para pedir su ingreso en la Alianza Atlántica. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, lo ha dicho en varias ocasiones al referirse a la función de la Alianza en la actualidad: proteger a sus miembros de una amenaza real, es decir, usar la disuasión para impedir que el conflicto se extienda y, al mismo tiempo, ayudar a Ucrania a defender su libertad ante una agresión injusta.

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