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Crisis global, remedio casero

ACABAMOS de tener dos pruebas irrefutables de la globalización: la crisis económica y la gripe porcina, que no respetan a grandes ni a pequeños, a ricos ni a pobres, aunque estos, como siempre, se llevan la peor parte, al estar menos preparados para la catástrofe. ... Aunque por estar habituados a ella, la resisten con mayor entereza. Pero a lo que íbamos, las crisis son hoy globales e intentar ponerles coto, con aviones que cruzan océanos en horas y transacciones electrónicas que mueven millones en segundos, es como querer poner puertas al campo. La lección que enseñan ambas crisis es que la cooperación internacional resulta indispensable en nuestra era, si no queremos irnos todos al cuerno. La cuestión es si la aprendemos.

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