cultura
«El corsario de Lanzarote» retrata la figura de Agustín de Herrera y Rojas
Un «factor principalísimo» de la política atlántica de Felipe II, eje de la novela ganadora del premio Benito Pérez Armas
bernardo sagastume
«He tratado de compaginar el fin lúdico de la literatura con la difusión de hechos de nuestra historia», afirma Francisco Estupiñán , autor de «El corsario de Lanzarote», novela que ve la luz a doce meses de habérsele concedido el premio «Benito Pérez Armas» ... que otorga CajaCanarias cada año.
«Tiene algo de western, y se mezcla con el maquiavelismo de la política de esos días», según la describió la semana pasada Eduardo García Rojas, quien presentó en la sede de la entidad de ahorros tinerfeña, junto con el autor, este volumen que en apenas algo menos de doscientas páginas «cuenta, de manera condensada, muchas cosas de aquella sociedad canaria fruto del mestizaje» .
El centro de la materia narrativa es Agustín de Herrera y Rojas, marqués de Lanzarote , mestizo que conjugaba la sangre de los nobles castellanos con la de los conquistadores normandos y la de los aborígenes. «En ese período, el siglo XVI, se establecen los cimientos de la sociedad canaria. Y creo que hoy siguen siendo los mismos, la endogamia y el control político de hoy demuestra que somos herederos de aquello», sostiene Estupiñán.
Herrera era un «factor principalísimo» de la política atlántica de Felipe II , en un tiempo en que la posición de Canarias «era más geoestratégica que nunca», al ser un punto de apoyo insustituible en el viaje hacia el nuevo continente que centraba la atención de todo el mundo.
En aquellas islas que vivían el proceso de asentamiento de los pioneros, se sufrían los constantes ataques de piratas y los hechos violentos eran parte de la vida corriente de sus habitantes. «He tratado de no caer en maniqueísmos de buenos y malos, eso ha sido una actitud consciente de mi parte, al proponerme no hacer juicios de valor y evitar la tentación de juzgar la Canarias de hace cinco siglos con los valores de hoy en día », afirma.
Este volumen cubre en cierta medida un vacío, puesto que «no hay mucha novela histórica en la literatura canaria », pese al gran auge del género que se ha vivido en los últimos años.
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