Orbán cancela su comparecencia ante el Parlamento Europeo y se justifica en las inundaciones

El siguiente paso, en esta destructiva partida de ajedrez europea, lo ha dado Orbán, cancelando una comparecencia ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo prevista para el miércoles. En este caso, el primer ministro húngaro ha presentado como justificación las inundaciones que está sufriendo su país, al igual que el resto de Centroeuropa. «Debido a las condiciones climáticas extremas y las inundaciones en curso en Hungría, he pospuesto todos mis compromisos internacionales», ha anunciado personalmente en X.

El Parlamento Europeo ha confirmado después que el discurso del jefe de Gobierno húngaro, en el que debía exponer las principales líneas de su presidencia europea por turno, había sido pospuesto «para una fecha posterior» todavía no determinada. El presidente del PPE, Manfred Weber, ha apoyado una oferta presentada por el partido húngaro Tisza, para retrasar la comparecencia de Orbán debido a las inundaciones.

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Enrique Serbeto | Corresponsal en Bruselas

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En este discurso ante el Parlamento Europeo, Orbán debía presentar el programa de la presidencia semestral de Hungría del Consejo ante los eurodiputados en Estrasburgo, después de que fuera cancelada una primera fecha para el discurso en el pasado mes de julio. Orbán sabe que se enfrenta allí a duras críticas por parte del Parlamento Europeo y la Comisión Europea y prefiere evitar la reprimenda.

Desde el pasado domingo, el secretario de Estado de Comunicación del Gobierno de Hungría, Zontán Kovács, ha publicado imágenes en las que Orbán aparece visitando algunas de las zonas afectadas por las inundaciones en Hungría y asistiendo al «grupo de trabajo de protección contra inundaciones» convocado el lunes.

La invitación del Parlamento Europeo va dirigida al Gobierno húngaro y no a Orbán personalmente, por lo que Budapest podría haber enviado al menos a un representante de Orbán para dar el discurso, como Bálint Ódor, el embajador húngaro ante la UE, pero la decisión de Orbán es evitar la cita. Su intervención se iba a producir en medio de una creciente preocupación en Bruselas por los planes húngaros de facilitar el acceso al visado a los trabajadores rusos y bielorrusos, una medida que, según el Ejecutivo de la UE, pone en peligro la seguridad del espacio Schengen, libre de pasaportes, al permitir «el fácil acceso a la UE de posibles espías y saboteadores rusos».

Con este argumento ha pedido aclaraciones al respecto en una carta a Budapest. En la escalada de tensión en torno a la política migratoria, Budapest ha llegado a amenazar con trasladar a Bruselas a los inmigrantes irregulares desde la frontera serbo-húngara. El Ejecutivo comunitario ha denunciado por su parte una clara violación de la legislación de la UE, y ha prometido utilizar «todos los poderes» para garantizar que Budapest cumpla sus obligaciones legales.

Las amenazas de Hungría son una represalia directa por la multa de 200 millones de euros impuesta en junio por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, por no garantizar el derecho de asilo. El Tribunal también ha exigido a Budapest que pague un millón de euros al día hasta que adapte sus políticas de asilo a la legislación de la UE. Hasta ahora Hungría ha incumplido un plazo para pagar los 200 millones de euros, y el segundo vence hoy martes. Orbán alega por su parte que la UE debe dinero a su Gobierno por no cubrir los 2.000 millones de euros que ha gastado en «proteger las fronteras exteriores de la UE». «Pagarán, es sólo cuestión de tiempo», dijo la semana pasada sobre el dinero que en su opinión debe pagar la UE para proteger las instalaciones fronterizas de Hungría. Orbán no considera que asegurar las fronteras del país sea una tarea nacional y exige que se cubran los costes.

«Hungría debe ser compensada por la altísima cantidad que nos ha costado la protección de fronteras», dijo el viernes en la radio estatal. Pero detrás de esta disputa administrativa hay toda una moción a la generalidad de la política exterior europea, que rebasa la circunscripción de la política migratoria.

Apenas unos días después del inicio de la Presidencia del Consejo rotatoria, Orbán causó revuelo con un viaje al extranjero que no estuvo coordinado con las autoridades de la UE ni con el resto de los socios. Se reunió en Moscú con el jefe del Kremlin, Vladímir Putin, y planteó su visita como una «misión de paz» para resolver el conflicto de Ucrania. Posteriormente visitó en Beijing al líder del Partido Comunista de China, Xi Jinping, y al expresidente de Estados Unidos, Donald Trump en su finca privada, un programa contrario a los procedimientos exteriores de la UE, a la política exterior vigente y a la relación que se espera entre la presidencia rotatoria y las instituciones permanentes.