El largo y tortuoso camino hacia una nueva Constitución

Durante la mañana el presidente Gabriel Boric inició su ronda de reuniones con actores políticos, recibiendo a los presidentes del Senado y Cámara de Diputados, el socialista Álvaro Elizalde y el diputado PPD Raúl Soto, para avanzar en el nuevo itinerario. Y al mediodía recibía a los partidos de su coalición, quedando para unos días más el encuentro con la oposición.

Tras una breve cita, Elizalde afirmó que Boric los mandató a desarrollar un diálogo con todos los partidos y sectores sociales para que en la brevedad se llegue a un acuerdo que le «transmita certezas a la ciudadanía». «Tenemos que sacar lecciones de lo acontecido», dijo al tiempo que emplazó a Chile Vamos a cumplir la palabra empeñada de seguir con el proceso constituyente.

En esta convocatoria, las grandes incógnitas son el PC, en el ala izquierda, y el partido Republicano, en la derecha. El senador republicano Rojo Edwards insistió que la votación señala que los chilenos no quieren una nueva constitución y que no debe haber un Estado de derechos sociales, mientras que los comunistas demoraron en reconocer la derrota; su presidente Guillermo Teillier lo hizo recién al mediodía.

En este escenario, desde el Socialismo Democrático reclamaron cambios en la gestión y apuraron el ajuste de gabinete que Boric anunció para estos días. El senador PPD Ricardo Lagos Weber sostuvo que «el Gobierno debe desacoplarse del proceso constituyente» y concentrarse en gobernar, mientras que el senador socialista Fidel Espinoza pidió abiertamente la renuncia del ministro Giorgio Jackson, parte del círculo de amigos cercanos del presidente, responsabilizándolo de los resultados.

El cambio de gabinete no será fácil de sortear por el mandatario porque los sectores más de izquierda de su coalición expresan temor de que ello implique un giro al centro. El senador de Revolución Democrática Juan Ignacio Latorre lo adelantó indicando que los nuevos ministros no pueden responder a los sectores conservadores que en el pasado detuvieron las reformas del segundo Gobierno de Michelle Bachelet.

Desde el rechazo, el vocero del movimiento 'Amarillos por Chile', el poeta Cristián Warnken insistió en que «Chile no quiere una constitución ideológica, o sea, ni la que impuso Pinochet ni la Atria. Tampoco quiere una constitución que sea un programa de gobierno».

Con los datos consolidados del plebiscito se confirma que el rechazo ganó en todas las regiones electorales, especialmente, en la zona central y la macrozona sur golpeada por la violencia de grupos mapuches. También fue sorpresivo que, de los 346 municipios del país, el apruebo solo ganara en 8 de ellos, algunos por muy pocos votos, y que la región metropolitana de Santiago, donde mayoritariamente ha ganado el oficialismo los últimos años, se impusiera el rechazo. El exdiputado concertacionista Pepe Auth hizo ver la paradoja de que el apruebo se impusiera en Nuñoa, más conocida como 'Ñuñork' por ser reducto del progresismo y perdiera en La Pintana, municipio popular de alta vulnerabilidad en la capital e incluso Recoleta, cuyo alcalde es el comunista Daniel Jadue.

En el ámbito económico, el resultado fue bien recibido por el mundo financiero lo que implicó que el IPSA (índice de la Bolsa) subía casi 5% al cierre de esta edición y el dólar bajaba a niveles de 850 pesos.

Ya el domingo en la noche, los dirigentes políticos iniciaron sus conversaciones para resolver qué se hará ahora. El centroderecha, reunido en Chile Vamos, reiteró su compromiso con avanzar hacia un nuevo proceso constituyente y hay un primer acuerdo sobre elegir una nueva Convención Constituyente. Emplazados por el centroizquierda, los presidentes de la UDI, Renovación Nacional y Evopoli aseguraron que trabajarán por un nuevo texto, lo que significa que la carta magna de 1980 tiene sus días contados.

En los próximos días se deberá fijar un nuevo itinerario y condiciones para el nuevo proceso y algunos esperan que sea antes de mediados de este mes. El Congreso deberá votar una reforma a la constitución vigente para posibilitar un nuevo proceso y acordar cuántos serán los miembros de la nueva CC, cómo se elegirán y cuánto tiempo tendrán para redactar la nueva propuesta.

Ya hay consenso en que esta será paritaria, que los escaños reservados de los indígenas serán proporcionales a su población y aún hay dudas sobre cómo se incorporarán los independientes.

El Servicio Electoral adelantó que fijado el itinerario necesita a lo menos 125 días para preparar unos comicios destinados a elegir a los convencionales, lo que significa que ello sería a mediados de enero, fecha inadecuada porque Chile estará en vacaciones de verano. Asimismo, las voces coinciden en que el tiempo no debiera superar los 6 meses para no extender el proceso más allá de septiembre de 2023.