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¿Es inevitable la aparición de un G-6?
La idea de un G-7 sin EE.UU. ya planeó en el primer mandato de Trump
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Iniciar sesiónUno de los foros más importantes del mundo en el que los países occidentales afrontan problemas comunes y coordinan sus respuestas ha sido el G-7. La última pandemia, la emergencia climática o la invasión rusa de Ucrania han dominado su agenda reciente. Sin embargo, ... el ataque continuado de Donald Trump a los países aliados y su insistencia en deteriorar un frágil orden internacional puede llevar a la creación de un G-6 sin representación de Washington.
Los europeos, incluido el Reino Unido, Japón y Canadá integrarían esta nueva agrupación, un club de democracias dispuesto a defender valores e intereses comunes ante distintas amenazas globales. Entre ellas, hay que incluir la política exterior de Trump, basada en decisiones a veces erráticas y otras inspiradas en el matonismo de los llamados hombres fuertes de las principales autocracias del mundo. De hecho, las consultas y conversaciones a seis ya están teniendo lugar bajo radar. Posiblemente el nuevo G-6, si se forma un día, mantendría este perfil bajo, un 'modus operandi' discreto para sortear la furia y el ruido que surge sin cesar del Despacho Oval.
La idea de un G-7 sin EE.UU. no es nueva: la primera Administración Trump causó tantos problemas al funcionamiento de este foro que algunos miembros empezaron a pensar en configuraciones alternativas. El Covid-19 convirtió esta idea en una distracción y la victoria electoral de Joe Biden la hizo innecesaria.
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Del mismo modo que Trump está ayudando a la unidad europea, aunque su intención sea justo la contraria, su comportamiento agresivo, narcisista y sin apenas contrapesos tiene también como efecto cohesionar a unos aliados con los que ya no cuenta. La próxima reunión del G-7 está prevista en Canadá a mediados de junio. Será la ocasión de comprobar qué futuro tiene un foro en el que, posiblemente, el presidente estadounidense tenga planes de sentar a la mesa a Vladímir Putin y normalizar así la política de expansionismo territorial que comparte con el dictador ruso. Una propuesta de restauración del G-8 llevaría a reforzar el trabajo del hoy invisible G-6.
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