Irán recupera su ritmo de enriquecimiento de uranio para obtener el arma atómica

Hace seis meses, un acuerdo no tan secreto entre Washington y Teherán -dinero a cambio de rehenes norteamericanos- había producido también, según el IAEA, una desaceleración del enriquecimiento de uranio en las plantas iraníes de Natanz y Fordow. En su informe, los inspectores de del organismo internacional estiman ahora que ya se ha alcanzado el 60 por ciento de uranio enriquecido, y pronto podría llegarse al 90 por ciento necesario para el arma atómica.

Aunque oficialmente lo niega, el objetivo del régimen jomeinista es convertirse en la segunda potencia nuclear de la región -después de Israel-, y en el primer sistema abiertamente antijudío que la obtiene.

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Francisco de Andrés

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Aunque la decisión de Teherán se tomó hace tiempo, el anuncio coincide con la muerte del jefe de la logística de apoyo iraní en Siria, Razi Musavi, en un ataque en las afueras de Damasco del que Irán hace responsable a Israel. El jefe del Gobierno iraní, Raisi, prometió «venganza» en un comunicado público. Musavi era el brazo derecho del líder de la Guardia Revolucionaria, Soleimani, muerto también por un dron norteamericano hace tres años. Los dos eran los responsables de la logística en Siria de los grupos armados extranjeros que apoyan al régimen de Bachar al Asad, laico convertido en ferviente chií desde que estalló la guerra civil.

¿Qué interés lleva tan lejos del escenario de la guerra a Israel, hasta jugar con fuego con una declaración de guerra con Irán, o con el régimen sirio de Asad?

La Inteligencia hebrea ha calibrado esta vez con determinación, antes de eliminar a Musavi, la información que llega desde Siria, y que apunta a que Irán está formando escuadrones de voluntarios islamistas internacionales, que lucharon al lado de Asad y ahora podrían buscar otros objetivos. Un reciente estudio de la revista 'Foreign Policy' advertía de los movimientos de Irán para movilizar contra Israel a sus grupos armados aliados en Oriente Próximo, en un intento por relajar la contraofensiva contra Hamás en Gaza y ampliar el conflicto a toda la región.

Hasta el momento Irán ha logrado hacerlo con las milicias chiíes libanesas de Hizbolá, que están por ahora controladas por el Ejército hebreo en la frontera; y con los rebeldes chiíes del Yemen, los hutíes, que mantienen en jaque el comercio marítimo en el Mar Rojo por la cercanía de sus bases al estrecho de Bab el Mandab. En lo que Irán denomina como «Eje de Resistencia» se incluyen también a las milicias armadas chiíes que combaten en Siria desde 2011, y a las que siguen incordiando en Irak con ataques esporádicos a intereses occidentales.

Irán no se contenta con mover sus fichas en el Líbano y Yemen. Quiere hacer algo también desde Siria, y en ese contexto se entiende la operación israelí de asesinato de su 'hombre en Damasco', encargado de las finanzas y del entrenamiento de milicias radicales entre las que también figuran hombres de Hamás. Musavi era el jefe de centenares de miembros de la Guardia Revolucionaria iraní enviados a Siria, y dotados no solo de un alto grado de formación militar sino también imbuidos de 'doctrina yihadista'.

Cuando Teherán decidió implicarse a fondo en el conflicto de Siria en apoyo del régimen autoritario y decadente de los Asad -pertenecientes a una secta chií-, lo hizo con el convencimiento de que el gobierno sirio solo sobreviviría a la guerra civil si se imbuía de doctrina, no de mercenarios a sueldo. El aterrizaje de Irán en Siria ha revitalizado en este país el fundamentalismo islámico y el sentido de misión. Entre otras, la necesidad de destruir el Estado de Israel y devolver la tierra a los palestinos.

Tel Aviv es consciente -y el asesinato de Musavi lo demuestra- de que la guerra de Gaza se libra también en otros lugares. En unas declaraciones a la prensa, el ministro de Defensa israelí dijo ayer que Israel lucha en concreto en «siete frentes». Uno de ellos sin duda Siria.