Los rebeldes hutíes seguirán paralizando el tráfico en el Mar Rojo «aunque EE.UU. movilice a todo el mundo»

«Incluso si Estados Unidos tiene éxito a la hora de movilizar al mundo entero, nuestras operaciones militares no se detendrán a menos que terminen los crímenes de genocidio en Gaza y de que se permita la entrada de comida, medicinas y alimentos a su cercada población, sin importar los sacrificios que tengamos que hacer», dijo en la red social X Mohamed al Bukaiti, un miembro del brazo político de los rebeldes yemeníes.

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S. P.

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Los ataques, secuestro de barcos y amenazas contra los mercantes son una constante desde el comienzo de la guerra de Israel contra Hamás, el pasado 7 de noviembre, aunque ya se habían producido con anterioridad de modo aislado. Bab el Mandeb es un cuello de botella de unos 115 kilómetros de longitud que conecta el Mar Rojo con el Océano Índico, por el que circula entre el 12 y el 14 por ciento del comercio mundial, tanto de petróleo y crudo como de materias primas y otros bienes.

Como demostró la guerra del Yom Kippur de 1973 -cuando Egipto bloqueó el paso-, la seguridad en el estrecho y en todas las rutas del Mar Rojo es especialmente vital para el Estado de Israel. Alrededor del 40 por ciento de los bienes que llegan al país vienen por allí. Como consecuencia de la intensificación de los ataques procedentes de territorio rebelde yemení, cinco navieras, entre ellas ellas las dos mayores empresas de flete marítimo del mundo, han cancelado sus operaciones en el Mar Rojo, y se ven abocadas a buscar rutas alternativas que van a disparar los precios en primer lugar en Israel.

«La consecuencia de paralizar el tráfico marítimo en el Mar Rojo y tener que rodear todo el continente africano, ampliando entre dos semanas y un mes el tiempo de las rutas, va a disparar los precios entre medio millón y un millón de dólares extras por mercante», afirma el experto israelí Elyakim BenHakoun. Por la ruta de Bab el Mandeb circulan a diario 4,8 millones de barriles de petróleo.

El sabotaje de los aliados yemeníes de Irán afecta en primer lugar la estabilidad económica de Israel, pero pone también a las potencias árabes petroleras de la región en el brete de 'retratarse' ante la opinión pública mundial musulmana, después de más de dos meses de ambigüedades. Junto a la 'guerra total al enemigo sionista', el proyecto que impulsa el régimen de Teherán busca ampliar el conflicto de Gaza a todo el mundo del islam, al tocar todas las teclas: las emocionales -la 'protección de los lugares sagrados de Jerusalén'- y las puramente económicas.

El lunes, el responsable de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, anunció el lanzamiento de la operación 'Guardián de la Prosperidad' para garantizar la seguridad del tráfico marítimo en el mar Rojo ante lo que describió como «un desafío internacional que requiere de una acción colectiva». Austin añadió que en la operación participarán Reino Unido, Bahréin, Canadá, Francia, Italia, Países Bajos, Noruega, Seychelles y España. El secretario de Defensa norteamericano alegó que «la reciente escalada en los temerarios ataques hutíes provenientes de Yemen amenaza el libre flujo comercial, pone en peligro las vidas de marineros inocentes y supone un incumplimiento del derecho internacional».

En declaraciones a la agencia Europa Press, el Ministerio de Defensa español se limitó a decir ayer que la participación de Madrid está sujeta a decisiones de la UE y la OTAN y que, en consecuencia, España no se implicará «unilateralmente» en la operación de patrullaje militar en el Mar Rojo.

Por su parte, el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, avaló la adhesión de España a la coalición militar que encabezará EE.UU., pero criticó al jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez, por volver a comprometer al Ejército «sin informar antes al Parlamento».

Desde el comienzo de la guerra de Israel contra el movimiento islamista radical Hamás, los hutíes de Yemen han amenazado con atacar cualquier buque que sea propiedad, esté operado por empresas israelíes o lleve bandera de Israel en el mar Rojo. Tras ello, los hutíes secuestraron el buque 'Galaxy Leader', que sigue retenido, y llevaron a cabo varios ataques con misiles y drones contra otros buques en la zona. Posteriormente, el grupo chií yemení amplió la amenaza y anunció que impedirá el tránsito por el mar Rojo a cualquier barco con destino a Israel hasta que la población de Gaza reciba «toda la ayuda que necesita».