El 15% del comercio mundial, los hutíes, Israel, España... Las claves del conflicto en el mar Rojo

El pasado lunes, el Gobierno norteamericano anunció la puesta en marcha de una misión militar multinacional, dirigida a proteger el comercio mundial que cruza ese cuello de botella y navega por las rutas del Mar Rojo.

Hasta ahora su objetivo es paralizar o al menos distorsionar el comercio mundial que utiliza la ruta del Mar Rojo, con el propósito a medio plazo de extender el conflicto contra Hamás a otros países.

Según el Pentágono, desde que comenzó la guerra los hutíes han lanzado más de 100 ataques con drones y misiles contra buques mercantes. Desde el 19 de noviembre tienen secuestrado uno de esos barcos junto a su tripulación.

Su vía de financiación y armamento es Irán, principal potencia de la corriente chií en el mundo del islam.

Suníes y chiíes son rivales históricos, y con frecuencia han protagonizado guerras de exterminio. Se separaron por una disputa hereditaria aunque ahora sus diferencias son también doctrinales. A los hutíes -e Irán- y a los radicales palestinos de Hamás les une el odio al Estado de Israel. Ahora ambos invocan los argumentos religiosos para justificar el levantamiento de todo el islam contra los hebreos, en particular la 'liberación de los lugares sagrados musulmanes' de Jerusalén. Pero es un recurso táctico.

Por esa vía circula entre el 10 y el 15 por ciento del comercio mundial, no solo de energía sino también de otros bienes. Dada la inseguridad por los ataques de los rebeldes yemeníes -que controlan el territorio al norte del estrecho de Bab al Mandab- las principales compañías de fletes han cancelado sus operaciones en esa rutas. Eso les obliga a buscar vías alternativas, lo que retrasará las entregas y encarecerá muchos bienes, no solo en Israel sino también en Occidente.

El primero puede ser un encarecimiento del combustible, porque por Bab al Mandab circulaban hasta la fecha 4,8 millones de barriles diarios de crudo y petróleo. Un estudio israelí calcula que la consecuencia de paralizar el tráfico marítimo en el Mar Rojo y tener que rodear todo el continente africano, ampliando entre dos semanas y un mes el tiempo de las rutas, va a disparar los precios entre medio millón y un millón de dólares extras por mercante. La economía más afectada será la israelí, ya que por el Mar Rojo le llegan el 40 por ciento de los bienes que importa.

No se conocen los detalles de la misión de protección de los buques mercantes. Solo que hay diez países dispuestos a participar, entre ellos España. El Pentágono sí ha descartado, en cambio, que la fuerza multinacional vaya a bombardear bases en tierra de los rebeldes yemeníes, donde tienen las lanzaderas de drones y misiles. Washington teme que eso produciría una escalada de violencia en la región, que es precisamente lo que buscan Irán y los hutíes.

El Ministerio de Defensa español no ha querido definir nada, ni siquiera su participación, a la espera de que la OTAN y la UE dispongan algo en ese sentido. La Alianza ha dicho ya, no obstante, que no va a implicarse como organización.