El poder judicial de Irán anunció el sábado la ejecución de seis personas a las que denominó «terroristas», condenadas por haber perpetrado ataques en la principal región petrolera del país, Juzestán, y de supuestos vínculos con Israel.
La identidad de los ejecutados y los detalles de su detención y condena no se conocieron de inmediato.
Sin embargo, el poder judicial informó de que estaban implicados en el asesinato de cuatro miembros de las fuerzas de seguridad, entre ellos dos policías y dos miembros de la fuerza paramilitar Basij, en 2018 y 2019.
El informe también indicó que habían «confesado haber planeado y ejecutado actos de sabotaje, como fabricar y colocar bombas».
Irán suele vincular a los que denomina grupos «separatistas» y «terroristas» con su archienemigo, Israel.
En otra ejecución celebrada el sábado, las autoridades ahorcaron a Saman Mohammadi tras condenarlo por «moharebeh» -guerra contra Dios- por su presunta «pertenencia a grupos terroristas y 'takfiri'», término con el que Teherán se refiere a los militantes islamistas.
Mohammadi, detenido en 2013, estuvo presuntamente involucrado en el asesinato en 2009 del imán de las oraciones del viernes en la ciudad de Sanandaj, así como en robos a mano armada y secuestros, incluido el asesinato de un recluta.
Las ejecuciones se produjeron menos de una semana después de que Irán anunciara que había ahorcado a un hombre al que describió como uno de los principales espías de Israel.
La República Islámica, que aplica la pena máxima mediante ahorcamiento, es el segundo país del mundo con más ejecuciones después de China, según organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional.
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