Grito de auxilio por los presos políticos en Nicaragua: «Ayúdennos a salvarles la vida»
Berta Valle, activista y esposa del precandidato encarcelado Félix Maradiaga, está de gira en Europa para pedir ayuda a gobiernos e instituciones internacionales y visibilizar la represión del régimen de Daniel Ortega
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Madrid
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Iniciar sesiónBerta Valle reclama la libertad de los presos políticos de Nicaragua desde su misma presencia, sin palabras. La activista y comunicadora viste una camiseta con la imagen –teñida en azul y blanco, los colores de la bandera– de uno de ellos, la de su ... marido Félix Maradiaga, encarcelado hace 463 días en el momento de esta entrevista. El que fuera precandidato a la presidencia de Nicaragua en las elecciones de 2021 fue detenido –junto a otra media docena de candidatos opositores–, juzgado y sentenciado a 13 años de prisión por «traición a la patria».
Desde entonces, Valle, que vive en el exilio junto a su hija desde las protestas sociales de 2018 –que dejaron 355 muertos–, no ha cejado en su lucha para dar visibilidad a la represión en Nicaragua por parte del régimen de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo. Sus llamamientos son «gritos de auxilio» a la comunidad internacional para que ayuden a su liberación y a la restauración de la democracia en su país.
Desde Washington a Estrasburgo, la activista ha denunciado las torturas –esto le ha supuesto ser acusada de traición también en Nicaragua, por lo que no puede regresar– que sufren los presos políticos, cuya cifra supera ya los dos centenares. Esta semana ha pasado por Madrid, en una gira que ha contado con el apoyo de la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad y que comenzó hace unos días en Bruselas y que concluirá en Estocolmo, tras hacer escala en Berlín.
Los llamamientos de Valle y otras esposas de detenidos, como Victoria Cárdenas, ha sido contestados con resoluciones de la UE (este jueves se votó –y aprobó– otra condenando la represión contra la Iglesia católica), que no han logrado mejorar la situación en Nicaragua, cada vez más enquistada. De ahí que el objetivo de esta nueva gira sea el de explorar las vías reales que la comunidad internacional tiene para disuadir al régimen.
Préstamos millonarios
«Agradecemos profundamente las muestras de solidaridad que ha habido a través de resoluciones y condenas, pero también queremos acciones mucho más directas: que se utilicen los mecanismos internacionales que hay para detener el nivel de impunidad», reclama. Y lamenta cómo las condenas contra la violación de derechos en su país no se han traducido en consecuencias «pues Nicaragua sigue recibiendo préstamos millonarios, que creemos deberían ser mejor monitorizados a través de la rendición de cuentas a las instituciones que se los otorga. Muchos estos préstamos están condicionados al respeto a los derechos humanos o la democracia... Y nada de eso hay en el país».
«Muchos estos préstamos están condicionados al respeto a los derechos humanos o la democracia... Y nada de eso hay en Nicaragua»
De ahí que su reclamación a la comunidad internacional sea muy concreta: «Exigir al régimen de Ortega que cumpla los acuerdos internacionales. En el caso de los presos políticos hemos hecho mención al respeto a la Regla Mandela, condiciones mínimas en la que deberían estar las personas presas». Todo esto Valle lo resume en una demanda desesperada: «Ayúdennos a salvarle la vida a los presos políticos».
Familiares, organizaciones de derechos humanos, organismos internacionales, activistas... llevan meses denunciando la situación y las torturas que sufren los presos políticos, encarcelados por el régimen de Daniel Ortega gracias un sistema judicial que responde a la perversión del sistema democrático y de sus leyes, aprobadas por un parlamento de mayoría oficialista, para silenciar a las voces críticas.
Berta Valle ha denunciado de forma reiterada lo que expertos, psicólogos y médicos forenses han denominado 'tortura blanca y que en otros países de América Latina se ha utilizado con anterioridad. «Esto es también lo que estamos contando en esta gira, porque esto es lo que el régimen quiere ocultar, silenciando a los medios independientes y disidentes».
'Tortura blanca'
Una de las víctimas de esa 'tortura blanca' es Maradiaga. «Mi marido estuvo desaparecido los primeros 84 días después de que fuera arbitrariamente arrestado, estuvo en confinamiento solitario; luego fue trasladado a una celda en penumbra, durmiendo sobre una cama de cemento con solo una fina colchoneta, sin acceso a una colcha para cubrirse; cada 10 días le permitían 15 minutos de sol; no tenía material de lectura ni escritura, no le han permitido tener una Biblia, que solicitamos hace un año; los procesos de interrogatorio son constantes; no puede recibir llamadas telefónicas de su madre, que también vive en el exilio, ni de su hija ni mías...», añade mientras se le quiebra la voz.
A esto se suma la mala alimentación –«Félix ha perdido 60 libras (casi 30 kilos)», detalla–, llegando hasta el punto de contar los granos de frijoles: «Comen entre 35 y 45 granos, con un puñado de arroz. Y a veces la comida es de tan mala calidad que Félix prefiere no comerla para no enfermar». Según los expertos estas prácticas provocan efectos cognitivos y sensoriales que de prolongarse en el tiempo «pueden provocar daños irreparables». En una visita, Maradiaga confesó a su hermana que como consecuencia de estas condiciones de aislamiento y silencio, «sentía que le estaban apagando», relata su esposa.
🔴Régimen ORMU continúa escarnio contra personas presas políticas, su perverso afán de humillarlos con estas "audiencias informativas" ha fracasado porque pese a que estén irreconocibles y que tengan problemas de salud, siguen levantando el rostro INOCENTES, FIRMES Y DIGNOS. pic.twitter.com/1EdfzbiTQR
— Cenidh (@cenidh) August 31, 2022
Esto se agrava en aquellas personas que ingresaron en prisión ya con algún problema de salud, «otros entraron sanos y ahora están enfermos, y se les está negando la asistencia sanitaria». Una consecuencia de esto fue la muerte del exguerrillero, antiguo camarada de armas de Daniel Ortega, Hugo Torres, «que murió en custodia policía, en términos no esclarecidos». Esto alarmó al régimen, que decidió poner en arresto domiciliario a algunos de los presos encarcelados en situación más vulnerable. Pero Berta Valle alerta de que ese tipo de detención, en el que se encuentra la candidata y periodista Cristiana Chamorro, no es mucho mejor.
«No tienen libre movilidad en sus casas, según sabemos. Están en un cuarto, vigilados por policías. No tienen acceso al patio, ni a salud... Ese es el caso del comentarista político Jaime Arellano, que tenía problemas de salud pre-existentes, y estuvo a punto de tener un derrame y no le permitieron ir al hospital», denuncia. Muchos familiares, según Valle, están atemorizados a la hora de denunciar estas situaciones «por miedo a la represión».
Resistir
Después de las denuncias y campañas de los familiares denunciando la situación de los presos políticos, el régimen, para desmentir esas informaciones, comenzó a organizar audiencias como excusa para mostrar a los presos. El primero fue Maradiaga: «Cuando vi las imágenes no distaban mucho de los que ya habíamos denunciado». Berta Valle publicó un retrato robot de su esposo de cómo se vería actualmente tras un año de torturas. Más tarde fueron expuestos casi una treintena de los detenidos más mediáticos –políticos, periodistas, activistas...–. El paseíllo de los presos fue acompañado por una campaña de la prensa oficialista denostándolos: «El régimen quería establecer una narrativa diciendo que los presos políticos estaban en perfectas condiciones y que los familiares estábamos mintiendo».
Gloria a Dios por la Fortaleza que nos da en medio del dolor!!! Mi admiración para mi esposo @maradiaga por conservar su convicción, su Fe y su sonrisa intacta, a pesar de sus circunstancias.Mi Abrazo solidario para cada familia de las +190 personas presas políticas en #Nicaragua pic.twitter.com/J6TBGqBqgK
— Berta Valle (@bertavalle) August 31, 2022
Aquella segunda exhibición ya no les tomó por sorpresa a los detenidos, como sucedió en el caso de Maradiaga. Estaban alertados de que una vez más estaban siendo utilizados por el régimen. «Fue muy impactante, porque muchos familiares estamos fuera del país y no habíamos tenido contacto con ellos. Pero lo que nos animó a todos es verlos cómo salieron, esforzándose en demostrar que seguían resistiendo. Félix salió con una sonrisa y con su mano empuñada como símbolo de protesta –Berta se vuelve a romper al recordarlo–. Después de ver esto, uno se dice a sí mismo: si estas personas que están ahí dentro están convencidas de que este es el camino correcto, nosotros más», asevera con la mirada empañada, pero llena de determinación.
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