Escándalo pornográfico en el Gobierno de Macron
Los pasajes eróticos y carnales de la nueva novela de Bruno Le Maire, ministro de Economía, han provocado una ola de estupor y consternación con flecos políticos inflamables
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El ministro de Economía, Bruno Le Maire, y el presidente francés, Emmanuel Macron.
Tormenta porno soft en el gobierno de Emmanuel Macron. Los pasajes eróticos y carnales de la nueva novela de Bruno Le Maire, ministro de Economía, han provocado una ola de estupor y consternación con flecos políticos inflamables.
Bruno Le Maire (54 años), ministro ... de Economía, antiguo candidato conservador a la presidencia de la República, nacido en el seno de una familia burguesa de católicos practicantes, casado y padre de cuatro hijos, educados en un colegio privado de referencia del Episcopado, había publicado varios libros y ensayos muy literarios. Su nueva novela, «Fuga americana», tiene pasajes que han sorprendido por su «crudeza».
Hablando de las relaciones íntimas de un personaje, el ministro escribe: «Ella me dio la espalda y se dejó caer en la cama, mostrando como se abría su ano moreno. »¿Vienes, Oscar? Estoy caliente como nunca«. Tenía un rostro de ángel, diciendo esas palabras. Si ella estaba loca de amor, yo estaba en éxtasis».
«Crudeza chic»
Esa frasecita, la más citada en todos los medios escritos y audiovisuales, se inscribe en un relato de «crudeza chic». El ministro no tiene un lenguaje crudo y coloquial, hablando del sexo con palabras populares, propias del lenguaje de cada día. El ministro habla del sexo femenino, el tamaño de los senos de las mujeres, las proporciones de los muslos femeninos, las proporciones del sexo masculino, contemplado por una señora o señorita, con una «franqueza» cuya obscenidad quizá esté acentuada por las palabrejas más o menos «finústicas».
El resultado ha sido una triple catástrofe.
En el gobierno ha sorprendido con estupor que un ministro católico practicante, que forma parte del ala conservadora del equipo de Macron, se deja arrastrar hasta esos «bajos mundos» literarios.
En las redes sociales, la prosa «porno soft» del ministro se ha convertido en tendencia desde dos ángulos. Para los partidarios del lenguaje coloquial, el ministro es un cursi irremediable. Para los partidarios del pudor literario, el ministro se ha dejado arrastrar hasta la obscenidad maquillada con un lenguaje peor que alejado de la realidad.
En el terreno político y diplomático, el escándalo tiene un costo evidente y fatal.
En Europa, Le Maire es uno de los puntales del gobierno francés para discutir con Alemania. Su lenguaje novelesco es mal motivo de chistes en un consejo europeo. En la escena política nacional, esa deriva «literaria» cae como un jarro de agua sucia en un paisaje dominado por la gran crisis irresuelta de la reforma del sistema nacional de pensiones, cuando comienzan a circular rumores de un posible cambio de gobierno.