Eric Adams, alcalde de Nueva York, acusado de aceptar sobornos y donaciones ilegales

Pese a la corrupción endémica que ha sufrido Nueva York a lo largo de su historia, Adams es el primer alcalde en su cargo en ser acusado de la comisión de delitos. La fiscalía federal le acusa de haber establecido «relaciones corruptas» con donantes ricos del extranjero -en especial, de Turquía-, que le cubrieron de regalos. Desde estancias en hoteles de lujo a viajes de avión en primera. También recibió contribuciones a sus campañas, lo que contribuyó a que Adams, que fue un capitán de la policía de Nueva York antes de desembarcar en política, ascendiera en la escena política de la Gran Manzana.

Las actividades corruptas de Adams, según la fiscalía, comenzaron en 2016, cuando todavía era presidente del distrito de Brooklyn. Y continuaron al menos hasta 2021, una vez conquistada la alcaldía, después de unas elecciones que Adams ganó por sorpresa y apoyado en un mensaje de lucha contra el crimen.

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En uno de los episodios más impactantes de las 57 páginas del escrito de imputación,, un alto cargo del Gobierno de Turquía le dijo a Adams en septiembre de 2021 que «le tocaba devolver lo pagado». Le pedían que presionara al Departamento de Bomberos de Nueva York para que aprobara los permisos necesarios para abrir un nuevo edificio consular de Turquía en la Gran Manzana. Adams así lo hizo y la representación turca pudo inaugurar el nuevo edificio a tiempo de una visita de su presidente, Recep Tayyip Erdogan.

«Adams instruyó a su equipo para que buscara dinero del extranjero», acusó el fiscal Damian Williams, en la conferencia de prensa de este jueves en la que explicó los cargos. Unas horas antes, el FBI registraron la residencia del alcalde y requisaron sus aparatos electrónicos.

Adams respondió a las acusaciones en una comparecencia combativa en la que lo negó todo. «Si es por violaciones a la ley de financiación de campañas, sé que no la violé. Si es por donaciones del extranjero, sé que no me llevé dinero de donantes extranjeros», dijo. Como dijo en la víspera, cuando aparecieron las primeras noticias de que sería imputado, Adams retrató su situación como una persecución por el trabajo que está haciendo a favor de la ciudad a la que representa: «Siempre supe que si me ponía del lado de todos vosotros me convertiría en un objetivo, y en un objetivo me he convertido».

Adams ha sido un alcalde que ha vivido en el escándalo, criticado por colocar a amigos y familiares en puestos de alta responsabilidad y por mantener amistades con figuras dudosas de Nueva York, y asediado por tramas de corrupción. Un caso de sobornos persigue a varios altos cargos de su Gobierno. El jefe de la policía -muy próximo a Adams- dimitió hace pocas semanas por otra trama corrupta que afeca a su hermano gemelo y a chantajes a clubes nocturnos y discotecas. Y varios miembros de su equipo de campaña y de Gobierno han sido ya investigados e imputados por violaciones a la ley de financiación electoral.

«Soy el alcalde de la ciudad de Nueva York», dijo con tono desafiante. «Desde ahora, mis abogados se encargarán de este caso para que yo pueda ocuparme de la ciudad. Mi día a día no cambiará. Seguiré en el trabajo de servir a los 8,3 millones de neoyorquinos para el que me eligieron».

No está claro, sin embargo, que Adams pueda soportar la presión. Desde la noche del viernes, se acumula las exigencias de que dimita desde todos los niveles de la política neoyorquina. Varios altos cargos han dimitido. La única persona que podría forzar su marcha es la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, a la que la legislación estatal otorga la potestad de destituir al alcalde, aunque sería un proceso complejo.

«Mi responsabilidad número uno es asegurar lo mejor para el pueblo de la ciudad de Nueva York y del estado de Nueva York», dijo Hochul en una declaración breve a la prensa, en la que solo dijo que analizaría con detenimiento y seriedad la posibilidad de destituir a Adams, que ha sido su aliado en política.