Enrique Tarrio, líder de los Proud Boys, un jinete del Apocalipsis
Condenado por el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, no estaba en las calles de Washington aquel día, pero según la fiscalía movía los hilos desde la distancia
El Departamento de Justicia de EE.UU. pide 33 años de cárcel para el antiguo líder de los ultranacionalistas Proud Boys
El líder de los Proud Boys, Enrique Tarrio
Aparte de la de Donald Trump, si el asalto al Capitolio del aciago 6 de enero de 2021 tiene una faz, es la de Enrique Tarrio, siempre con sus grandes gafas de sol, sus gorras y sus puros, barba de varios días ... y sonrisa desafiante. No estaba en las calles de Washington aquel día, pero según la fiscalía movía los hilos desde la distancia, dando órdenes por teléfono y urdiendo el avance colina arriba, hasta la cúpula de la sede del poder legislativo, de sus hombres, clones de él, con sus polos oscuros marca Fred Perry y sus chalecos antibalas.
En las anteriores protestas en Washington Tarrio sí estuvo, rodeado siempre de una guardia pretoriana, un muro humano alrededor de un general. Cuando este periodista se le intentó acercar en diciembre de 2020, en una esquina de la avenida Pensilvania, le cayó un empujón. Suerte, pues otros reporteros se fueron con la nariz sangrando.
Tarrio y sus hombres trajeron al corazón de la capital norteamericana imágenes propias de los conflictos que EE.UU. llevó a lugares muy lejanos, como Kabul y en especial Bagdad. La estética bélica del contratista militar tomaba las amplias y pulcras avenidas entre la Casa Blanca y el Capitolio, las que cada cuatro años recorre el presidente. Aquellos días, Washington fue suyo, la seguridad no estaba garantizada.
La fiscalía, en suma, ha conseguido hacer ver al jurado y al juez de que Tarrio, a sus 39 años, un tipo nacido en Miami, con raíces cubanas y negras, abanderó un movimiento callejero violento, de pulsiones supremacistas, con el objetivo de perpetuar en el poder a Trump en 2021. Suyas son, en parte, las imágenes apocalípticas, de fin del mundo, de una turba escalando el Capitolio, rodeado de fogatas, humaredas y banderas.
También fue, se sabe ahora, un topo. Entre 2012 y 2014, Tarrio actuó como informante para las autoridades federales y locales, colaborando en múltiples casos e investigaciones encubiertas.