El 'ecosistema de represión' para silenciar a la disidencia marroquí

Dos activistas relatan a ABC la persecución promovida por el régimen de Mohamed VI para silenciarlos

Las autoridades del país usan técnicas ilícitas como cámaras escondidas y el espionaje en los móviles

Mohamed VI, la opacidad de un Rey ausente

FOTO Y VÍDEO: PABLO ORTEGA

Son las 15:30 de la tarde en Rabat. Hemos quedado con Maati Monjib. No sabemos si finalmente aparecerá. Desde hace varios días no contesta al teléfono «para evitar que rastreen sus movimientos», decía su último mensaje. Después de unos minutos esperando, es Monjib quien ... nos reconoce. Su aspecto no es nada parecido al de las fotos que hay en internet. «No quiero que la Policía y los servicios secretos marroquíes vean mi nuevo aspecto», confiesa mientras caminamos hacia una cafetería de su confianza. «Siempre traigo aquí a los periodistas con los que hablo o a algún amigo. Son de fiar». No quiere fotos. Tampoco que demos detalles de dónde nos encontramos, pero sí desea que su historia se conozca.

Monjib, de 61 años, es profesor universitario y defensor de derechos humanos. Lleva años sufriendo la persecución y el hostigamiento de un sistema que, a pesar de presentarse a la comunidad internacional como defensor de los derechos humanos, encarcela y ataca a los intelectuales que se atreven a criticar al régimen marroquí.

Fouad Abdelmomni, en su casa en Skhirat P. Ortega

La primera causa contra Monjib se remonta al año 2015. Junto con otros periodistas fue acusado de «fraude y atentado contra la seguridad del Estado», y se le prohibió salir del país. En 2020 fue arrestado por «lavado de dinero y fraude», por una supuesta malversación de los fondos de una organización. Por esta causa fue encarcelado y, después de estar varias semanas en huelga de hambre que deterioró enormemente su salud, salió en libertad condicional.

El último episodio de hostigamiento lo vivió ya fuera de prisión, cuando las autoridades no le permitieron volver a su plaza como profesor en la Universidad Mohamed V de Rabat. «No puedo hacer nada. No recibo mi sueldo, ni puedo salir al extranjero. Estoy a su disposición», denuncia.

Estrategia eficaz

Su experiencia hace que conozca de primera mano cómo funciona la represión en Marruecos: «Hay una estrategia muy clara, y se puede explicar con la 'economía de la represión'. El país no cuenta con muchos recursos para controlar a miles de personas, por eso centra todos sus medios en un grupo de intelectuales, periodistas, profesores, que tienen cierta importancia dentro de la opinión pública y es contra ellos contra los que comienzan primero las campañas de difamación, que derivan en amenazas y terminan en la prisión«, explica el profesor. Monjib fue encarcelado durante tres meses el año pasado por cargos de lavado de dinero, pero le acusaron primero de tener tres amantes y después de ser homosexual, una manera de dañar su reputación.

La represión sigue siendo una herramienta de control de la esfera pública en los sistemas autoritarios y dictatoriales. En Marruecos esta persecución es muy selectiva y eficaz. Consiste en campañas de hostigamiento en medios progubernamentales, juicios irregulares y detenciones preventivas, intimidación, agresiones callejeras sospechosas que las autoridades no investigan y amenazas a familiares de los opositores.

Mohamed VI, siempre presente en la vida de los marroquíes P.Ortega

Borrar todo presitgio

«En el pasado [durante el reinado de Hassan II], los disidentes se enfrentaron a juicios políticos claros, lo que los convirtió en héroes y les valió el apoyo de la opinión pública. Sin embargo, ahora utilizan una fórmula para borrar todo prestigio y que la opinión pública esté en tu contra con acusaciones que en la sociedad marroquí están muy mal vistas, como son los escándalos sexuales, el robo de dinero o la blasfemia».

La misma situación la vivió Fouad Abdelmomni, de 65 años, director de la oficina de Transparencia Internacional de Marruecos y activista. Hubo un tiempo que, al igual que Monjib, Abdelmomni quiso tener un papel más secundario, sobre todo después de que fuera difundido a través de las redes sociales, como forma de extorsión, un vídeo personal manteniendo relaciones íntimas con su prometida en su propio hogar (en Marruecos el sexo antes del matrimonio está castigado por el código penal). «Pusieron las cámaras dentro de mi casa, encima del aire acondicionado y de la estantería. Ese vídeo se lo reenviaron a todo mi entorno y luego lo publicaron por las redes. Ahí pensé: 'Tengo que alzar la voz y que mi caso y el de otros se conozca internacionalmente'», señala.

Sobre quién pudo poner esas cámaras y difundir las imágenes, el activista lo tiene claro, aunque se muestra cauto. «No tengo dudas, pero tampoco pruebas. Mi teléfono también salió en las listas de los números espiados por Pegasus», un escándalo de espionaje orquestado por las agencias de Inteligencia marroquíes.

Abdelmomni fue uno de los primeros en denunciar el espionaje que el Gobierno marroquí llevó a cabo con las tecnología israelí.

Control de la opinión

En los últimos tiempos, sobre todo cuando Hassan II estaba ya preparando para la sucesión al Trono a su hijo y ahora Rey, Mohamed VI comenzó a suavizar su Gobierno, después de una brutal represión durante años. Marruecos se ha presentado como el país más destacado en la zona del Magreb en materia de derechos. Ahí está la comisión de la verdad para la reparación a las víctimas de la represión creada por Mohamed VI, la reforma del código de familia, que sobre todo benefició a las mujeres, y una mayor liberalización en los medios de comunicación.

Sin embargo, desde las revueltas en la región del Rif en 2016, el país ha vivido una regresión en los derechos fundamentales, como los de libertad de expresión o el mantenimiento de leyes que criminalizan las relaciones consentidas entre personas del mismo sexo, las relaciones sexuales entre adultos que no están casados, el aborto y el adulterio.

Para sofocar las críticas, «el Gobierno de Marruecos ha creado un 'ecosistema de la represión', del que ya publicó un informe Human Rights Watch», explica Monjib. De momento, «está siendo eficaz porque no hay en las calles grandes manifestaciones contra esta forma de proceder», continúa. «Por eso, tenemos que seguir denunciando que, en Marruecos, no hay libertad de expresión».

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 15€
110€ 15€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios