La división política enturbia el recuerdo de los 50 años del golpe de Estado en Chile

La idea del Gobierno es que dicho texto también sea suscrito por todos los exmandatarios, incluidos Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, pero tampoco se ha confirmado.

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María J. Errázuriz

Con la presentación de esta iniciativa, el presidente chileno inauguró este miércoles los actos por el 50 aniversario del Golpe de Estado de Pinochet, que se cumple el próximo lunes

Tras varias semanas de enfrentamientos verbales con la derecha, el mandatario reconoció el jueves que se vivía un «ambiente eléctrico, cargado» y que tenía la impresión de que, si tocaba a alguien, lo iba a electrocutar. Sin embargo, a renglón seguido señaló: «Estamos a pocos días de conmemorar los 50 años del quiebre de la democracia y hay algunos que nos invitan a dar vuelta a la página, a olvidar el pasado y a proyectarnos solamente a un futuro de esplendor, pero no hay futuro esplendoroso posible sin memoria y sin verdad«.

Este clima de crispación es reconocido por los máximos dirigentes de Chile Vamos, quienes han señalado al mandatario como el principal responsable. Por ese motivo, hasta ahora no se han sumado a la invitación que les ha hecho Boric en varios discursos, con el fin de firmar el 11 de septiembre un compromiso por la defensa de la democracia y el respeto absoluto de los derechos humanos.

Figuras de la Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN) mencionan como desencadenantes, entre otros, los homenajes a Jacques Chochol, exministro de Allende encargado de la reforma agraria que expropió cientos de fundos (haciendas) durante el Gobierno de Unidad Popular, y al exjuez español Baltasar Garzón, quien provocó la detención de Augusto Pinochet en Londres.

Otra de las controversias con el Gobierno es haberle dedicado dos días de duelo nacional al expresidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, quien autorizó el atentado a Pinochet en 1986. En su funeral, Boric afirmó que el exdiputado había muerto como un «hombre digno», mientras «otros mueren de manera cobarde para no enfrentarse a la justicia», en alusión al exmilitar que se suicidó tras conocer su condena por el asesinato del cantautor Víctor Jara.

Por último, al presentar el Plan Nacional de Búsqueda de personas desaparecidas, el gobernante criticó la ausencia de los presidentes de la oposición, quienes enseguida replicaron que no habían sido invitados al acto.

Uno de los temores de Chile Vamos, además del coste de sumarse al acto unitario en este ambiente, es que las organizaciones de los derechos humanos les increpen en caso a asistir a La Moneda el 11 de septiembre.

Piñera acudió al Palacio de Gobierno y, al término del encuentro, sostuvo que en política hay que cuidar «el fondo y las formas», añadiendo que todos deben contribuir a unir a los chilenos, a mirar más el futuro y menos el pasado.

Ante el hecho de que Boric haya solicitado su ayuda, fuentes próximas comentan que Piñera se mostró disponible. Pero pide añadir más puntos al compromiso propuesto, especialmente en lo relativo al rechazo sin matices a la violencia, que la izquierda relativizó durante el estallido social de 2019.

El condicionamiento fue evidente en sus palabras: «Si hacemos una declaración que signifique renovar nuestro total y absoluto compromiso con la democracia, con el respeto a la Constitución y las leyes, con respecto al Estado de derecho; también nuestro total y absoluto compromiso con el respeto a los Derechos Humanos, con condenar la violencia (…) y con buscar nuevamente caminos que permitan mejorar la amistad cívica, la sana convivencia, el diálogo y los acuerdos. Esos cuatro compromisos yo los comparto absolutamente».

A pesar del escepticismo de la derecha, Piñera inició inmediatamente sus gestiones, reuniéndose la noche del viernes con dirigentes de la UDI, RN y Evopoli, pero estos siguen pensándoselo.