Se suicida uno de los asesinos de Víctor Jara tras conocer su condena definitiva por el crimen
Cuando la Policía llegó a la casa de Hernán Chacón Soto para apresarlo, encontraron su cuerpo sin vida
El Tribunal Supremo ratificó 50 años después de los hechos la pena a los culpables
Víctor Jara, un creador inolvidable
María José Errázuriz
Corresponsal en Santiago de Chile
A unos días de que se cumplan los 50 años del asesinato del cantautor chileno Víctor Jara Martínez (tuvo lugar el 16 de septiembre de 1973), la Corte Suprema ha ratificado la sentencia que condena a siete exmilitares por los delitos de secuestro, tortura ... y homicidio calificado del mismo. Los miembros del alto tribunal rechazaron los recursos que los condenados presentaron al fallo que dictó el año pasado la Corte de Apelaciones de Santiago y que determinó sancionar con una pena total de 25 años de presidio a cada uno de los inculpados. Ayer por la mañana, cuando la Policía de Investigaciones llegó a casa de uno de los condenados para apresarlo, el brigadier Hernán Chacón Soto, descubrieron que se había suicidado. No dieron detalles.
Víctor Jara, un creador inolvidable
Mario AmorósJara fue detenido el 12 de septiembre de 1973 en dependencias de la Universidad Técnica del Estado (UTE), en el centro de la capital, recinto al que llegó la mañana del golpe de Estado y permaneció ahí en compañía de profesores y alumnos hasta que los uniformados los desalojaron.
Fue llevado al Estadio Chile, hoy llamado Víctor Jara, ubicado a unas cuadras, lugar donde fue identificado por un militar, lo que derivó en su separación del resto del grupo de prisioneros. Allí, el cantautor fue reunido con el director de Prisiones del gobierno de la Unidad Popular, Littré Quiroga Carvajal y, tras ser torturados, fueron asesinados.
Los ministros Haroldo Brito, Jorge Dahm y Eliana Quezada (suplente) y las abogadas Carolina Coppo y Leonor Etcheberry confirmaron lo resuelto en segunda instancia en 2021 y condenaron a Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Nelson Haase Mazzei, Ernesto Bethke Wulf, Juan Jara Quintana y Hernán Chacón Soto a penas de 15 años y un día, en calidad de autores de los homicidios del cantautor y de Quiroga, y a 10 años y un día de presidio por haber secuestrado a ambas víctimas. En tanto, Rolando Melo Silva deberá cumplir 5 años y un día de presidio por encubrimiento en homicidio y 3 años y un día por encubrimiento en secuestro.
La muerte cruel de Víctor Jara se conoció el 16 de septiembre de 1973. Gracias al aviso de un funcionario del Servicio Médico Legal su viuda, la bailarina inglesa Joan Turner Jara, pudo retirar su cuerpo de la morgue y sepultarlo en el Cementerio General. Pese al mito urbano que señala que durante las torturas le fueron cortadas las manos, esto siempre fue desmentido por Joan.
El fallo de la Corte Suprema, además, condenó al Estado de Chile a pagar una indemnización a los demandantes. A la cónyuge e hijos de Littré Quiroga Carvajal, la suma de 150 millones de pesos y a cada uno de sus hermanos 80 millones. A la viuda e hijas de Víctor Jara se les deberá entregar 150 millones de pesos a cada una.
Durante el proceso, la justicia chilena envió una serie de exhortos a Estados Unidos para que se interrogara al exteniente Pedro Pablo Barrientos Núñez, también involucrado en el asesinato y que no está en el grupo de los condenados por la Corte Suprema. En 2016, un jurado de un tribunal federal en Orlando responsabilizó al exmilitar de la muerte de Víctor Jara tras una demanda civil presentada por la esposa e hijas.
En julio de este año, el juez Roy Dalton, del distrito central de Florida, quitó la nacionalidad estadounidense a Barrientos por haber sido obtenida fraudulentamente en 2010. El abogado de la familia, Nelson Caucoto, comenta a ABC que insistirán para que la Cancillería chilena agilice los trámites de extradición solicitados hace años.
Ayer, el ministro de Justicia, Luis Cordero, señaló que los procesos de Jara y Quiroga «han durado muchísimo tiempo. Pero, en algún sentido, las sentencias judiciales tienen también un rol reparador», no solo por la condena a los culpables, sino también «cuando se encuentra la historia de las víctimas».
Jara nació en el seno de una empobrecida familia campesina en el sur del país y, siguiendo los pasos de su madre, Amanda Martínez, desde muy pequeño destacó tocando la guitarra. Tras la muerte de ella, ya en Santiago, terminar sus estudios escolares y cumplir con el servicio militar, logró ingresar a la Universidad de Chile, donde se formó como actor y director de teatro, profesiones en las que destacó.
En paralelo, desarrolló su carrera musical que le llevó a formar parte de los grupos Cuncumén y Quilapayún y recorrer el mundo, en plena guerra fría, dando a conocer su cancionero, de un marcado compromiso social y que, de paso, lo convirtió en amigo cercano de Violeta Parra. Con la llegada del gobierno de la Unidad Popular se concentró en la música para defender los postulados de este. El autor de canciones emblemáticas como 'El derecho a vivir en paz' y 'Te recuerdo Amanda' se casó en 1960 con Joan Jara, quien tenía una hija de un matrimonio anterior, Manuela, y a los pocos años se convirtió en padre de Amanda. Las tres sobrevivientes iniciaron una larga lucha para denunciar su asesinato y buscar justicia.
Miembro del Partido Comunista, el 11 de septiembre de 1973, Jara se dirigió a la universidad, lugar donde ese día el presidente, Salvador Allende, daría un discurso en el que convocaría un plebiscito para resolver la grave crisis del país. Al decretarse el toque de queda, decidió permanecer ahí hasta que fue apresado.
Ya en el Estadio Chile y, tras ser reconocido, Jara vivió largas horas de torturas. Durante un corto período de tiempo fue llevado donde estaban otros miembros de la UTE y así, malherido, el 13 de septiembre logró enviar un mensaje a su esposa y escribir las estrofas de un poema titulado 'Estadio Chile' que más tarde fue convertido en canción.
El cantautor fue golpeado incansablemente, especialmente en sus manos, cuyos dedos y muñecas fueron quebrados a culatazos. Mientras eran trasladados al Estadio Nacional, uno de los detenidos visualizó su cuerpo en una sala, acribillado. La madrugada del 16, unas mujeres encontraron los cadáveres de Jara y Quiroga en las inmediaciones del Cementerio Metropolitano, en la comuna de Lo Espejo. Ya en la morgue, se constató que había recibido 44 impactos de bala.
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