La crisis de los suburbios sigue provocando tensiones en Francia

Continúan desarrollándose manifestaciones en varias ciudades francesas contra la violencia policial

El coste de los disturbios asciende en Francia a mil millones de euros

Assa Traore, media hermana de Adama Traore, en un discurso durante una manifestación contra la brutalidad policial y el racismo en París efe

Juan Pedro Quiñonero

Corresponsal en París

Rechazando y desobedeciendo la prohibición oficial formulada por el ministerio del Interior, millares de manifestantes desfilaron en París y varias capitales de provincias, la tarde del sábado, denunciando las «violencias policiales».

Tras una semana larga de crisis y cinco noches de gravísimos disturbios, incendios, ... vandalismo, pillaje, el gobierno de Emmanuel Macron temía «riesgos para el orden público», y decidió prohibir una docena de manifestaciones que «asociaban» y «ligaban» la crisis de la semana pasada y la crisis del 2016, cuando un joven de 24 años, Adama Traoré, murió en una comisaria de la 'banlieue', los suburbios de París, en oscuras circunstancias.

El caso Traoré ha sido objeto de sucesivas investigaciones judiciales, contradictorias. Para unos, el joven murió como consecuencia de la violencia policial. Para otros, fue víctima de un «ataque» cardíaco de «confuso» origen. Adama Traoré, hermana del muerto, preside un Comité Traoré que pide «justicia» desde hace siete años.

Tras los graves sucesos de la semana pasada, Adama Traoré y su Comité convocaron manifestaciones «contra la violencia policial», que el ministerio del Interior decidió prohibir, la mañana del sábado. La prohibición no disuadió a millares de manifestantes, en París, Lille, Marsella, Lyon, Nantes, entre otras ciudades. En París, un impresionante despliegue de fuerzas anti disturbios, en la Plaza de la République, tuvo que utilizar la fuerza para disolver a los manifestantes, que volvieron a reagruparse, provocando algunos incidentes violentos.

Aritméticamente modestas, las manifestaciones contra la «violencia policial» son muy altamente simbólicas: recuerdan que la 'banlieue', los suburbios de París y las grandes ciudades francesas, son un campo de minas inflamables, donde se confunden colosales problemas de fondo.

Desde el pasado 27 de junio, 3.700 personas han sido detenidas, 1.160 eran menores de edad. Tras la detención provisional, la justicia ordenó la prisión para 400 personas, incluyendo un policía acusado por el fiscal de cometer un homicidio voluntario que precipitó la gran crisis de la semana pasada. El 60% de los detenidos y encarcelados, participantes en el incendio de 2.508 edificios, no tenían antecedentes penales. Durante el último año y medio, dieciocho personas que se negaban a detener sus vehículos, como les ordenaba la policía, murieron en Francia abatidas a tiros.

El incremento de la violencia física, del atraco a mano armada a los enfrentamientos entre bandas mafiosas, es una realidad estadística brutal, que coincide con un incremento de la violencia creciente de las fuerzas de seguridad del Estado, víctimas de una crisis humana igualmente trágica.

Según las estadísticas oficiales, durante el 2022 se suicidaron 46 policías. Poco menos de un suicidio por día. Cifra muy semejante a la de años anteriores. En su día, el sindicato policial «Alternativa» denunció el comportamiento de sucesivos gobiernos de izquierda (Hollande) y derecha (Macron) insensibles a la grave crisis que no ha dejado de crecer entre la policía y el resto de las fuerzas de seguridad del Estado.

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