La crisis económica y migratoria acaba con la luna de miel de Keir Starmer con sus votantes
El 'premier' británico tuvo que lidiar en su primer mes con los peores disturbios callejeros en décadas
Inestabilidad en el Reino Unido: del fallido plan Ruanda al estallido de disturbios antiinmigración
Starmer durante su visita a la Sala de Operaciones Especiales de la Policía Metropolitana de Lambeth, en Londres
Keir Starmer asumió el cargo de primer ministro británico hace poco más de un mes, en un momento de gran turbulencia, con múltiples desafíos que han puesto a prueba su liderazgo desde el primer día. Y la última semana ha sido especialmente complicada, ... con los peores disturbios en las calles en décadas, y aunque el 'premier' ha intentado mostrar una imagen de determinación, las crisis que ha enfrentado han dejado ya una huella significativa en su Gobierno y en su popularidad.
Uno de los principales desafíos que Starmer ha enfrentado es una crisis económica severa, marcada por una creciente desigualdad. Para abordar esto, ha implementado una serie de políticas destinadas a estabilizar la economía y proporcionar alivio a los más afectados, pero de momento son insuficientes para calmar a una población inquieta y a una oposición crítica.
En medio de estas dificultades, ha emergido Rachel Reeves, la responsable de Economía, como una figura fuerte dentro del Gobierno, aunque sus críticos la acusan de querer ser una Margaret Thatcher laborista. Otro miembro destacado del gabinete es David Lammy, el ministro de Exteriores, que tiene en sus manos el papel de desenvolverse hábilmente, en nombre del Reino Unido, en el convulso escenario geopolítico actual.
Pero tampoco ellos se salvan del desgaste de este primer mes, que ha sido evidente en los índices de popularidad de Starmer. Su período de luna de miel con los votantes parece estar llegando a su fin. A pesar de que su índice de favorabilidad neta sigue siendo superior a las cifras previas a las elecciones, los datos recientes sugieren que su popularidad ha comenzado a decaer. Según una encuesta de Ipsos realizada del 17 al 18 de julio, solo el 40% de los británicos tenía en ese momento una opinión favorable de Starmer, lo que representa una caída de cuatro puntos respecto a la encuesta anterior. En contraste, el 49% tenía una opinión desfavorable, un aumento de cinco puntos. Pero eso fue antes de los disturbios.
La encuesta de Opinium publicada el 3 de agosto refleja que el 35% aprueba el desempeño de Starmer como primer ministro, mientras que el 32% lo desaprueba, lo que representa una disminución de 16 puntos respecto a la encuesta previa a las elecciones, que mostró una calificación neta del 19%, que ahora es de sólo el 3%. James Crouch, jefe de política y asuntos públicos en Opinium, comentó a la prensa que «el período de luna de miel de Keir Starmer tras las elecciones parece estar disminuyendo, con sus índices de aprobación cayendo, aunque aún se mantienen positivos en general», y añadió, como nota optimista, que «la mayoría de los anuncios de políticas realizados por Rachel Reeves para abordar el déficit en las finanzas públicas se han considerado decisiones acertadas, y hay apoyo para aumentar el salario en el sector público».
Los ciudadanos expresan su frustración por una respuesta del Gobierno lenta y, a veces, ineficaz a los brotes de violencia
Pese a ello, los eventos de los pasados días, que no se pueden dar de momento por concluidos, amenazan con pasarle factura. Tan sólo un mes después de haber entrado a Downing Street como primer ministro, Starmer se vio obligado a convocar su primera 'Cobra meeting' , una reunión de emergencia para gestionar situaciones de crisis en el país. El motivo: los graves disturbios antiinmigración que surgieron tras el asesinato de tres niñas por parte de un joven nacido en Reino Unido de inmigrantes ruandeses. Así, los votantes han expresado su frustración por la percepción de una respuesta lenta y a veces ineficaz a la crisis económica y también social, con la calle en llamas y la discusión sobre la inmigración, las minorías, la extrema derecha y la convivencia cada vez más candente.
Matones y sectarios
Sin embargo, algunos analistas políticos argumentan que esta caída en la popularidad era previsible dada la magnitud de los desafíos que heredó, y también señalan que su enfoque metódico podría eventualmente estabilizar su liderazgo y ayudar a recuperar el apoyo público a medida que las políticas comiencen a dar frutos.
Pero las voces que lo critican no son pocas. Por ejemplo, Robert Jenrick, el exministro de Inmigración y actual aspirante a liderar el Partido Conservador, lo ha acusado de tener un doble rasero. «No debemos ser tímidos ni selectivos al señalar la violencia», dijo, y agregó que el 'premier' no ha sido lo suficientemente claro en reconocer que «aunque la mayoría de los incidentes provienen de la extrema derecha o de una variedad de matones y criminales que han participado en estos eventos, también hay un número mucho menor de pandillas sectarias causando disturbios, violencia e intimidación».
Starmer también ha sido criticado por figuras como Nigel Farage, líder de Reform UK, o Elon Musk, dueño de X, quienes han argumentado que la Policía ha manejado el desorden público de la última semana de manera más dura de lo que lo habría hecho si los manifestantes hubieran sido miembros de minorías étnicas.