En EE.UU. empieza a cundir la idea de que el cheque en blanco a Kiev debe acabarse

La apuesta de Putin ha sido provocar cansancio en los aliados occidentales de Kiev y que sus disensiones acaben por deteriorar su ayuda militar a Ucrania. En Estados Unidos está más cerca de conseguirlo

Hunter Biden, el hijo del presidente de EE.UU., será investigado por un fiscal especial

Biden junto a Zelenski durante una de sus visitas en Kiev AFP

Javier Ansorena

Corresponsal en Nueva York

'¿Qué se nos ha perdido en Ucrania?' A cada vez más estadounidenses les cuesta encontrar una respuesta, en medio de una fatiga sobre la factura de la guerra en el este de Europa que amenaza con poner en peligro el compromiso, hasta ahora decidido, ... de la primera potencia mundial para ayudar a Ucrania a repeler la agresión de Rusia.

EE.UU. no ha enviado soldados al frente, pero se ha gastado una fortuna en la guerra. Hasta el momento, el Congreso ha aprobado el envío de 113.000 millones de dólares a Ucrania, la mayoría de ellos destinados a armamento. Ahora, el presidente de EE.UU., Joe Biden, ha solicitado a los legisladores otros 24.000 millones. En la antesala de las presidenciales de 2024, con un Congreso dividido, la petición va a ser el termómetro del apoyo político y popular que mantiene la causa ucraniana en EE.UU.

Una encuesta de la semana pasada de la CNN mostraba que cortar el grifo a Ucrania es una idea popular: el 55% de los estadounidenses quiere ahora que pare el envío de ayuda, mientras que durante buena parte de la guerra era una mayoría la que estaba a favor de mantener el apoyo financiero a Kiev. Es una idea que favorecen sobre todo los republicanos (77%), pero que también gana entre los demócratas (64%).

En esas condiciones, la tramitación legislativa de esta petición presupuestaria será muy complicada. Sobre todo, porque los republicanos controlan desde enero la Cámara de Representantes y, desde el primer minuto, su presidente, Kevin McCarthy, dejó claro que no habría «cheque en blanco» para Ucrania con el dinero de los contribuyentes.

McCarthy proviene de un sector convencional del partido republicano, al que no le costaría aprobar estos fondos para parar los pies a Rusia. Pero ese partido ha sido fagocitado por Donald Trump, que ha calificado a Vladimir Putin de «genio» por su decisión de invadir Ucrania, ha dicho que si siguiera en la Casa Blanca habría acabado con la guerra «en 24 horas» y ha exigido que se detenga toda la ayuda al Gobierno de Kiev hasta que las autoridades estadounidenses no investiguen a fondo los supuestos líos de corrupción de Joe Biden relacionados con su hijo díscolo, Hunter.

El problema para McCarthy es que la mayoría republicana en la Cámara Baja es muy ajustada, lo que hace que su posición como presidente sea frágil. El ala más extremista del partido puso su cargo en peligro a comienzos de año y podrían volver a hacerlo a la vuelta de las vacaciones si McCarthy no sigue su línea.

Zelenski junto a Biden, durante una de sus visitas a Washigton AFP

Uno de esos diputados es Matt Gaetz, muy cercano a Trump -esta semana se le vio en el avión privado del expresidente-, y que es uno de los grandes críticos con el envío de ayuda a Ucrania. «Luchamos durante décadas en guerras en Oriente Medio porque las compañías petrolíferas tenían agarrados a los Bush», dijo a Fox News sobre los expresidentes George H.W. y George W. Bush, padre e hijo. «Ahora surtimos de armas y dinero a la patria de los sobornadores de Biden en Burisma», dijo sobre la compañía energética ucraniana en la que el hijo del presidente tuvo asiento en el consejo de administración.

Cada vez son más diputados republicanos los que exigen a McCarthy que impulse un 'impeachment' o juicio político contra Biden por las alegaciones de corrupción en Ucrania relacionadas con su hijo. Algunos, como Gaetz, han advertido de que no aprobarán ninguna medida de gasto -mucho menos cualquiera que incluye ayuda a Ucrania- si McCarthy no da ese paso.

Otros republicanos, como John Barrasso, apuntan a otros frentes para oponerse a la ayuda a Ucrania. «Mientras que la Administración Biden ha ignorado el desastre de seguridad y humanitario en la frontera, su apetito para gastarse miles de millones en otras prioridades no tiene fin», dijo sobre la entrada masiva de inmigrantes sin documentos desde finales del año pasado (en 2023, hasta finales de junio, las autoridades han realizado 1,8 millones de arrestos en la frontera). También lo ha hecho el senador Josh Hawley, muy crítico con la ayuda a Ucrania, que además de la frontera, ha defendido que Biden debe preocuparse de «parar los pies a China en el Pacífico y rebajar los costes para las familias de EE.UU.».

En esta foto de archivo se ve a Donald Trump y Vladimir Putin reunidos en Helsinki AFP

El mes pasado, Gaetz y otros diputados impulsaron una votación en la Cámara Baja para parar el envío de ayuda a Ucrania. Consiguió 70 votos. No es una mayoría ni siquiera entre los diputados republicanos, pero muestra lo complicado que lo tendrán Biden y McCarthy para salir bien parados de esta negociación.

La petición de Biden de 24.000 millones incluye 13.100 millones en armamento, 8.500 millones en asistencia económica y humanitaria y 2.300 millones que se dedicarán a conseguir más ayudas de otros donantes a través del Banco Mundial. Pero Biden ha metido la ayuda a Ucrania dentro de un paquete presupuestario más amplio, de 40.000 millones, que incluye 12.000 millones para compensar el impacto de los últimos desastres naturales que ha sufrido EE.UU., 4.000 millones para reforzar la seguridad en la frontera y otras pequeñas partidas, como 60 millones de dólares para salarios de bomberos.

La intención es incluir partidas populares dentro de la ayuda a Ucrania para conseguir más apoyo ciudadano y acusar a los republicanos de no querer votar a favor de mejorar la seguridad en la frontera.

El gran ganador de estas negociaciones será Putin. Tras no conseguir derrocar a Volodímir Zelenski en los primeros días de la invasión, su apuesta ha sido aguantar hasta provocar cansancio en los aliados occidentales de Kiev y que sus disensiones acaben por deteriorar su ayuda militar a Ucrania. En EE.UU. está más cerca de conseguirlo.

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