Biden envía al director de la CIA a Doha para presionar por los cautivos de EE.UU.

Burns, con mucha experiencia y contactos en la región tras su etapa como embajador en Jordania, ha tenido hasta ahora un papel central en las negociaciones que fructificaron en ese acuerdo para liberar a cincuenta rehenes en manos de Hamás. Estuvo en Doha, la principal ciudad qatarí, cuando aquellas conversaciones arrancaron el 9 de noviembre, también en su finalización el 21 de noviembre y ahora regresa en medio de nuevos esfuerzos para aumentar el número de liberados.

Los viajes del director de la CIA no se comunican de forma pública, pero varios medios estadounidenses confirmaron con fuentes oficiales el viaje de Burns, que tenía previsto encontrarse en Doha con su homólogo israelí, David Barnea, máximo responsable del Mossad, el servicio de inteligencia de Israel. También estaba previsto que participara el director del servicio de inteligencia de Egipto, Abbas Kamel.

Las autoridades de Qatar, un santuario para los líderes políticos de Hamás, han tomado el papel de mediador en las negociaciones entre Israel y el grupo terrorista, en las que también se ha implicado EE.UU. –el gran soporte militar de Israel en la región- y otros gobiernos de Oriente Medio–.

La mediación qatarí permitió la liberación de dos rehenes con nacionalidad estadounidense –Judith y Natalie Raanan, madre e hija– dos semanas después de la operación terrorista de Hamás en territorio israelí del 7 de octubre, en la que secuestraron a cerca de 240 personas. Qatar también ha sido el interlocutor de estas negociaciones más ambiciosas con Israel, que han logrado una tregua de seis días, la intensificación de la entrada de ayuda humanitaria –según la Administración Biden, entran 240 camiones por día con combustible, víveres y medicamentos– y la liberación de cincuenta personas.

La presencia de Burns en Qatar busca presionar para que haya más liberaciones y que afecten a más estadounidenses. Dentro de las condiciones del acuerdo, Hamás liberó el lunes a once rehenes, todas mujeres o menores y todas con doble nacionalidad israelí y de otros países: seis argentinas, tres francesas y dos alemanas. Ese mismo día, ambas partes acordaron la extensión de la tregua, fijada para cuatro días, a otros dos días.

Entre los rehenes estadounidenses hay dos mujeres, que son elegibles para su liberación dentro de los términos del acuerdo entre Israel y Hamás, que implica la liberación de tres prisioneros palestinos en Israel por cada rehén puesto en libertad. A los hombres adultos, por los que Hamás exigirá un precio muy superior, les espera un proceso de negociación y de liberación mucho más complicado. Según la CNN, el objetivo de Burns es ampliar las negociaciones para que la liberación se extienda más allá de mujeres y menores y afecte también a hombres, incluidos soldados secuestrados por los terroristas.

La puesta en libertad de rehenes estadounidenses es una prioridad para Biden, que siempre ha defendido que la seguridad de los nacionales está en el centro de sus decisiones. El 13 de octubre, pocos días después de los ataques sanguinarios de Hamás, mantuvo una videoconferencia con familiares de secuestrados estadounidenses y les dijo que haría todo lo que esté en su mano para devolverlos a casa.

Los escasos resultados, hasta ahora, en liberación de estadounidenses han provocado críticas internas. Otras negociaciones paralelas han logrado la devolución de 17 ciudadanos tailandeses, uno filipino y otro ruso. El senador republicano Tom Cotton, que ha abogado por el envío de fuerzas especiales estadounidenses para sacar a los rehenes, ha achacado los escasos resultados propios a la «debilidad» de Biden.

En el lado opuesto del espectro político, el ala izquierdista de los demócratas busca apoyarse en los resultados humanitarios y en liberación de rehenes del acuerdo para presionar a Biden para que busque un alto el fuego permanente, lo que Israel rechaza de manera tajante.