Solo una pequeña facción del Ejército apoyó la rebelión chapucera de Turquía
Sigue la purga de los militares golpistas, que no lograron enviar un mensaje de control
JAVIER PÉREZ DE LA CRUZ
El cansancio y las magulladuras en la cara de Akin Oztürk, ex comandante general de las Fuerzas Aéreas turcas, es una buena demostración gráfica de cómo ha acabado el golpe de Estado del 15 de julio. En un vídeo hecho público por la agencia semipública ... Anadolu, se ve a Oztürk, considerado uno de los máximos responsables del levantamiento , junto a otro grupo de militares rebeldes en custodia de la Policía y con evidentes signos de haber sido golpeados. Pero Oztürk lo niega todo . ¿Cómo ha acabado ahí el que hasta hace poco era uno de los hombres fuertes del Ejército turco? Pocos y mal organizados, es la respuesta.
Dos últimos estertores se produjeron ayer casi a modo de epílogo del golpe. Un grupo de militares golpistas respondieron con fuego en el segundo aeropuerto internacional de Estambul , Sabiha Gokçen, cuando la Policía acudió a detenerlos. Otro incidente similar ocurrió en la localidad de Konya, pero los sublevados se entregaron.
Al mismo tiempo el coronel Ali Yazici, principal asesor militar del presidente Erdogan, fue arrestado el domingo por su supuesta participación en la intentona . Yazici estaba bajo custodia policial junto al comandante de la base aérea de Incirlik , el general Bekir Ercan Van, según informó la cadena CNN Türk. También fue apresado el general Ismail Guneser, que ocupó el mismo cargo de Yazici bajo la presidencia de Abdullah Gul, entre 2008 y 2012. A primera hora de la mañana de ayer también fue detenido el jefe de la guarnición de la región de Denizli (al oeste del país), Ozhan Ozbakir, junto a unos 50 soldados.
Desde el primer momento, las informaciones sugerían que el grupo de sublevados no representaba al núcleo duro de las Fuerzas Armadas. En las primeras horas uno de los principales jefes militares, el del Primer Ejército turco, que permaneció leal al Gobierno , conseguía hacer público el mensaje de que los rebeldes «eran un grupo pequeño» y que «no había nada por lo que preocuparse». Ni el jefe del Estado Mayor, Hulusi Akar, ni el comandante del Ejército en Estambul se unieron al golpe.
Eran los primeros indicios de la falta de unidad y fortaleza por parte de los uniformados, que nunca consiguieron transmitir la sensación de control absoluto a los ciudadanos . Ni siquiera cuando tomaron la sede de la TV pública y emitieron el mensaje en el que proclamaban el estado de sitio.
Los sublevados nunca cortaron por completo la conexión a internet, y las redes sociales funcionaron como herramienta de movilización y convocatoria por parte de los opuestos al golpe. Además, los rebeldes tampoco consiguieron bloquear la emisión por completo de las televisiones privadas , como CNN Türk, que fue la que retransmitió la llamada del presidente Erdogan a través de una aplicación digital.
Los golpistas tampoco contaron con el papel jugado por las mezquitas. Los altavoces de los alminares llamaron a los ciudadanos a salir a las calles «a defender la democracia» . Al final la defensa popular y la actuación de la Policía, mimada por Erdogan durante los últimos años, resultó definitiva.
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