La vida de Sarkozy y Carla Bruni tras abandonar el Elíseo
Tras perder las elecciones, el expresidente prometió un largo silencio de dos o tres años, algo que cumplió hasta que la pérdida de la inmunidad que le daba el cargo los jueces pudieron relanzar la instrucción de varios escándalos que le salpicaban
La vida de Sarkozy y Carla Bruni tras abandonar el Elíseo
Nicolas Sarkozy es el «hombre invisible» más observado, espiado y perseguido de Francia. Carla Bruni le ayuda mucho en esa tarea esencial de su nueva vida: estar en todas partes, sin ser visible en ninguna.
«Expulsado» del Elíseo , tras la derrota ... de las pasadas elecciones presidenciales, Sarkozy prometió un largo silencio que podría durar dos o tres años. Promesa cumplida durante dos agitados meses.
Perdida la inmunidad presidencial, los jueces pudieron relanzar la instrucción de varios escándalos que pudieran salpicar a Sarkozy de alguna manera.
Cuando el expresidente, su esposa, la pequeña Giulia (ocho meses) y el pequeño Aurelien (diez años, hijo de Carla Bruni y el ensayista Raphaël Enthoven ), se encontraban en Montreal, pasando unos días de vacaciones, un juez y varios inspectores de la brigada financiera de la Policía Judicial, r egistraron el domicilio conyugal , el nuevo despacho personal de Sarkozy y los despachos del gabinete de abogados en el que el ex jefe de Estado tiene intereses profesionales, anteriores y al margen de su carrera política.
El juez y los policías buscaban pruebas de la posible financiación ilegal de la campaña presidencial del 2007
El juez y los policías buscaban «pruebas» de la posible financiación ilegal de la campaña presidencial del 2007. No está nada claro que puedan existir pruebas de ninguna especie. Otros jueces instruyen otros tres o cuatro escándalos, no siempre peregrinos, cuya instrucción continuará goteando noticias o presuntamente tales.
Sarkozy no hizo ningún comentario a un registro sin precedentes. Sus más viejos amigos lo hicieron por él, denunciando la «justicia espectáculo» y anunciando la fundación de una asociación de «amigos de Sarkozy» . «Es algo puramente amistoso, nada de politiquería», comenta Claude Gueant, antiguo ministro del Interior.
De vuelta a París, las especulaciones sobre un nuevo embarazo de Carla Bruni necesitaban un desmentido, al que que varias revistas consagran portadas a todo color: « No. No estoy embarazada ». Mientras Carla se ocupaba de la cocinilla rosa bombón, el ex presidente se daba una primera vuelta por el Tribunal Constitucional, del que son miembros todos los ex presidentes. Mientras el presidente del Tribunal, Jean-Luc Debré, un viejo rival a primera sangre política, leía larguísimas disquisiciones, Sarkozy respondía a sus correos con su Blackberry, insensible a la nube de fotógrafos que intentaban inmortalizar su distante indiferencia.
Por once mil euros mensuales, los tediosos trabajos del Constitucional ocuparán a Sarkozy un par de tardes al mes. El resto de sus jornadas laborales las pasará entre su despacho personal de ex presidente, en el mismo piso donde trabajó uno de los grandes pintores impresionistas franceses, Gustave Caillebotte , y las oficinas del despacho de abogados del que sigue siendo accionista con posibles incursiones en iniciativas internacionales todavía imprecisas.
Vacaciones en el sur
La familia Sarkozy pasará buena parte del verano en la gran finca de la familia Bruni, en Cap Negre, no lejos de la frontera española. Carla Bruni sigue trabajando los últimos detalles de su nuevo disco, cuyo lanzamiento, el otoño que viene, será un acontecimiento artístico y político. Una de las canciones del disco está consagrada a «vengar» a Sarkozy del comportamiento infecto de los periodistas especializados en rumores, chismes y maledicencias, no solo carnales.
Los Sarkozy –Bruni guardan como secreto de guerra el plan de operaciones del lanzamiento de ese nuevo disco, que relanzará la carrera artística de la ex primera dama de Francia, con una imprevisible incursión en el problemático terreno de la «canción protesta». Carla Bruni piensa que su esposo fue «ejecutado» por «una cierta prensa» , antes de ser derrotado en el campo de batalla electoral. La interpretación de esa canción en un escenario parisino y su emisión en los programas audiovisuales de música ligera pueden dar al silencio de Nicolas Sarkozy una nueva fisonomía: el político alejado de la política, por un tiempo, al menos, reinstalado en la escena pública como héroe y personaje de una fábula política cantada por la vocecilla lírica de una esposa dispuesta a reivindicar el legado de un personaje en busca de un puesto por crear en la vida cívica francesa.
Ver comentarios