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Navidad triste en Berlín

Los alemanes vencen el miedo y acuden al mercadillo atacado el lunes, que ayer reabió sus puertas

El mercadillo atacado, en una imagen aérea tomada anoche AFP

ROSALÍA SÁNCHEZ

“¿Miedo? No, no podemos dejarnos vencer por el miedo. Eso es lo que quieren ellos, pero no lo van a conseguir, va a ganar nuestro bando, el bando de la esperanza”, decía ayer Helga, una abuela que había decidido “muy conscientemente” acudir con su nieto Lukas al mercado navideño de Berlín , atacado el lunes y que ayer volvió a abrir sus puertas. Lukas, de 4 años de edad, apenas reparaba en los policías armados con metralleta que encontraba cada diez pasos y dedicaba en cambio toda su atención a los mostradores repletos de dulces navideños. “No vamos a dejar de vivir como vivimos porque esos idiotas se empeñen”, añadía el vendedor de Glühwein, el vino caliente especiado cuyo aroma sigue impregnando el Adviento alemán a pesar de los pesares.

Por respeto a las víctimas, eso sí, en el mercado navideño no había música y fueron suspendidas las actuaciones cómicas de pasacalles . El vino y las salchichas no aparecieron en los puestos hasta después de terminar una sencilla ceremonia religiosa en la Gedächtnis-Kirche presidida por doce velas blancas sobre el altar, una por cada víctima mortal. “No podemos cantar blanca Navidad porque esta Navidad es más negra que las otras que hemos vivido, pero no por ello deja de ser Navidad”, comentaba un turista italiano a la salida.

Antes de abrir sus puertas, el perímetro del mercado navideño había sido protegido con bloques de hormigón que impedirían el embiste de cualquier vehículo pesado. También han sido instaladas cámaras de seguridad en varios postes y una tarima que ayuda a los múltiples cámaras de televisión a hacer su trabajo. A pocos metros del lugar donde el camión se detuvo, dejando detrás de sí un rastro sangriento en el que todavía quedan dos víctimas sin identificar, ha sido instalado un gran cartel en el que puede leerse: “Juntos contra el odio” . Ante él, un grupo de adolescentes que estaban estrenando las vacaciones escolares de Navidad trataban de hacerse una idea de la trayectoria del camión. “ Debió llegar por la Kantstrasse ”, señalaba uno de ellos, “¿cómo es que la policía no le dio el alto, si por aquí no pueden circular camiones de ese tonelaje?”.

Uno de los chicos, en su teléfono móvil, mostraba al resto un vídeo grabado por la televisión tunecina y muy visto en las redes sociales en el que aparecen los dos hermanos del terrorista Anis Amri . Aparentemente son chavales como ellos y eso les desconcertaba aún más.

“Sabíamos que esto iba pasar tarde o temprano. En este o en cualquier otro mercadillo, pero no vamos a cerrar", insistía Hertha Hillmann, mientras despachaba chocolate caliente. “Esto pasa por dejar entrar a todos esos delincuentes”, se quejaba una de sus clientes. “Oiga, no son todos delincuentes”, respondía alguien más atrás en la cola, comenzando una discusión que continuará seguramente hasta las elecciones del próximo otoño.

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