Micheletti y Zelaya se cruzan pero no se encuentran en Costa Rica
Ambos abandonaron San José tras haberse reunido por separado con Óscar Arias, pero dejaron sendas comisiones negociadoras que se verán las caras a partir de hoy
La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, consiguió llevar «de la oreja» hasta Costa Rica a Manuel Zelaya y Roberto Micheletti, los dos presidentes de Honduras, y sentarlos en casa del presidente «tico» y Nobel de la Paz Óscar Arias.
El mandatario costarricense se reunió ... con ambos gobernantes por separado. Su propósito era reunir ayer mismo a los dos políticos. Pero no lo consiguió. Zelaya y Micheletti se marcharon de San José sin verse las caras, pero designaron dos comisiones para que hoy continúen el diálogo en la capital costarricense.
A su llegada, Micheletti se quedó en el aeropuerto casi tres horas para pedir «garantías de seguridad», por lo que el ministro costarricense de la Presidencia, Rodrigo Arias, tuvo que acudir a la terminal aérea.
Micheletti, reacio a viajar
Micheletti se mostraba reacio a viajar hasta San José, a pesar de que los cinco partidos políticos que concurren a las elecciones generales del próximo noviembre se confabularon para forzar su desplazamiento a la capital costarricense. Finalmente, el presidente «interino» partía ayer de Tegucigalpa «utilizando una ruta alternativa» —dijo su ministro de Defensa, Adolfo Sevilla— tras la negativa de Nicaragua a permitirle sobrevolar su espacio aéreo.
Micheletti había insistido en que no va a Costa Rica «a negociar nada». Y reiterado que si Zelaya quiere regresar a su país, «que se presente primero ante los tribunales de Justicia». A su llegada al aeropuerto de San José, con una actitud más positiva, el presidente «de facto» confiaba en que, «en la mediación que hoy se inicia, el presidente Arias hará uso de todas sus habilidades» diplomáticas.
Por su parte, el depuesto mandatario tildaba a su sucesor como «un criminal que ha golpeado a nuestro pueblo y nuestra democracia». En la más pura retórica chavista —el presidente venezolano ha estado detrás de toda la estrategia de Manuel Zelaya para recuperar el poder—, el depuesto gobernante definió a Micheletti como «un presidente golpista que ya tiene crímenes en su espalda, porque ha habido asesinatos de jóvenes en las manifestaciones».
Óscar Arias reconoció que «es muy honroso para mí, en lo personal, y para Costa Rica poder ayudar». Arias explicó que propuso a su país (único del continente que carece de ejército) y su residencia como sede de las negociaciones porque su tierra «es un oasis de paz (...) y se requiere de un clima que genere confianza. Y aquí, en mi propio hogar, se puede dar. Confío más en la atmósfera que pueda crear en mi propia casa que en un hotel». José Luis Rodríguez Zapatero, que se encuentra en L'Aquila (Italia) como invitado en la cumbre del G-8, telefoneó anteanoche a Arias para ofrecer la ayuda española en la negociación, informa Gabriel Sanz.
Mientras, en Washington, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, consideraba que «hay un amplio margen para el compromiso» que saque a Honduras de su laberinto. Y Arturo Valenzuela, que dirigirá la política estadounidense para América Latina, reconocía que el golpe «no es aceptable», pero reclamó que las discusiones no se limiten a esos «acontecimientos específicos», sino que incluyan «los problemas de fondo».
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