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Lukashenko busca ganar tiempo y ofrece «compartir el poder» mediante una reforma constitucional

El presidente Bielorrusia lanza un señuelo a la oposición y la UE ante la presión de las protestas

Trabajadores durante la huelga general convocada en Bielorrusia Efe
Rafael M. Mañueco

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En medio de una intensificación de las protestas por la manipulación de los resultados de las elecciones presidenciales del pasado día 9, con muchas de la principales empresas del país en huelga , incluida una parte de los estudios centrales de televisión, y la reprobación internacional, el presidente bielorruso, Alexánder Lukashenko , insiste en su propósito de no abandonar el poder y de no repetir ahora los comicios .

Pero ha abierto la puerta a «compartir el poder» mediante una reforma constitucional , tras la que sí se convocaría unas elecciones presidenciales. El proceso, no obstante, podría dilatarse mucho en el tiempo y para iniciarlo exige el cese de las movilizaciones. «Una redistribución de las responsabilidades debe pasar por un proceso constitucional y no por acciones callejeras», lanzó esta mañana Lukashenko ante los trabajadores de la fábrica de automoción pesada MZKT de Minsk (Volat).

Los obreros de la planta están en huelga en solidaridad con los manifestantes que piden unas nuevas elecciones y el fin de la represión, pero el primer mandatario del país, que llegó allí a bordo de un helicóptero en compañía de su hijo menor Kolia, anunció que no habrá ninguna repetición electoral por ahora. Les pidió también que regresen a sus puestos de trabajo. Nada más llegar, Lukashenko tuvo que escuchar a coro de los presentes la palabra «¡lárgate!» continuadamente.

Él ni se inmutó y les dio las gracias cuando terminaron de gritar. Sorpresivamente, el momento fue retransmitido en directo por el canal estatal ONT. A continuación tomó la palabra. Muchos medios de comunicación rusos interpretan la oferta de modificar la Carta Magna como un señuelo a la Unión Europea y a la oposición para ganar tiempo y tratar de parar las movilizaciones. Advirtió que, «bajo presión no se puede cambiar la Constitución». Poco antes, aseguró que «no lograrán jamás que yo haga algo porque me presionan». Pero, por el momento, no ha detallado a qué estamento irían a parar parte de sus actuales prerrogativas.

Lukashenko visitó después otras fábricas con el mismo mensaje de que renuncien a los paros, pero cada vez son más las que se unen a la huelga. Además de MZKT, están parcial o totalmente en paro factorías como Belaruskali, Naftan, MTZ, MAZ y BelAZ. No obstante, el jefe del Estado trató de convencerles de que la mayor parte de la industria está funcionando. Les dijo también que las movilizaciones «no me doblegarán» y repitió lo que declaró ya el domingo en cuanto a que «ni muerto entregaré el país». Están también en huelga más de la mitad de los empleados de la Compañía de Radio y Televisión de Bielorrusia.

Desde Lituania, la candidata que hizo frente a Lukashenko en las recientes elecciones, Svetlana Tijanóvskaya , difundió un nuevo vídeo anunciando su intención de ofrecerse para dirigir la transición. «Estoy dispuesta a asumir la responsabilidad y actuar durante este período como líder nacional. Para que el país se calme y vuelva a su ritmo normal».

Denuncias de torturas y vejaciones

El domingo se produjeron las manifestaciones más multitudinarias desde el comienzo de las protestas y Lukashenko organizó también su mitin frente a la Casa del Gobierno, en la plaza de la Independencia, con mucha menos gente que la movilizada por la oposición. Llegó a decir que la OTAN amenaza a Bielorrusia desde Polonia y trató de dar una imagen de líder resolutivo e inamovible. Ha hablado ya dos veces con el presidente Vladímir Putin en los últimos días, según dijo, para que Moscú ayude al país a «garantizar su seguridad».

Desde el comienzo de las protestas, ha habido dos muertos, centenares de heridos y cerca de 7.000 detenidos , de los que por lo menos 2.000 fueron puestos en libertad. La Fiscalía General de Bielorrusia sostiene que apenas quedan manifestantes en los calabozos, aunque no hay constancia de que todos hayan sido liberados. Muchos de ellos han denunciado torturas y vejaciones mientras estuvieron bajo arresto.

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