Soong Ei-ling, Ching y May, tres mujeres que forjaron China y Taiwán
Intereses familiares, pasiones, traición, lucha por el poder y el dinero marcaron la turbulenta historia de la saga de las hermanas Soong, que rompieron cuando Mao derrotó a Chiang Kai-shek y le obligó a refugiarse en Taiwán
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Iniciar sesiónTaiwán vuelve a estar amenazada por la República Popular China . Pekín sigue insistiendo en que jamás renunciará a la soberanía sobre la isla. La reivindicación fue reiterada por el presidente Xi Jinping en su primera cumbre con Joe Biden a principios ... de noviembre. La Casa Blanca había asegurado previamente que Estados Unidos apoyará militarmente a Taiwán en caso de una invasión china . Era la reacción del mandatario estadounidense ante las maniobras del Ejército de Pekín frente a la isla y un aviso a Xi Jinping de las consecuencias de cruzar esa línea roja. Taiwán es de nuevo un asunto clave en los equilibrios de poder y en el complejo tablero asiático.
Para comprender este conflicto, no hay más remedio que retroceder en la historia de China, que pasó en menos de medio siglo de ser un imperio regido por la dinastía manchú a una república comunista donde la propiedad privada había sido abolida . Pocos países, tal vez ninguno, han tenido en el siglo XX una historia tan turbulenta. Dos hombres jugaron un papel esencial en la configuración de la China moderna: Sun Yat-sen y Chiang Kai-shek . Ambos estaban casados con dos hermanas que, además de cónyuges, ejercieron una fuerte influencia sobre su liderazgo.
Soong May-ling , la esposa de Chiang Kai-shek, el líder nacionalista y padre de la República de Taiwán, se convirtió en un símbolo de la resistencia contra el comunismo . Jugó un papel muy importante en la lucha librada por su esposo contra los japoneses y luego combatió implacablemente el régimen de Mao. Cuando su marido se refugió en Taiwán, le siguió no sin reticencias.
Soong Ching-ling , cinco años mayor que May, fue la segunda esposa de Sun Yat-sen, fundador de la República China. Tras su muerte, se convirtió al comunismo . Abandonó el país porque no podía soportar a los nacionalistas que habían asumido el legado del difunto. La Hermana Roja vivió como refugiada en la Unión Soviética bajo la protección de Stalin y luego fue promovida por Mao al cargo de vicepresidenta, un puesto honorífico sin ningún tipo de poder. Era inmensamente popular y una figura intocable como viuda de Sun, al que deificó el régimen comunista.
Cariño y enemistad
Las dos hermanas tuvieron una relación difícil y estuvieron años sin hablarse por su antagonismo ideológico. Pero nunca perdieron su mutua estima. Cuando murió su padre, volvieron a recuperar sus viejos lazos. Ching-ling rechazaba el modo de vida de su hermana menor , que se complacía en la frecuente ostentación de su riqueza. Se decía que se bañaba cada día con leche, enormemente cara en China, para mantenerse joven y también que despilfarraba su fortuna en joyas, caprichos excéntricos y vestidos de alta costura. Por ello, Ching nunca aceptó la ayuda de May-ling pese a la miseria que tuvo que soportar en algunos momentos de su existencia.
May-ling era la menor de las tres hermanas de la familia Soong. Su padre era un rico comerciante de Shanghái que se había convertido al metodismo. Se dice que había hecho una gran fortuna vendiendo biblias, pero lo cierto es que era un hábil empresario que importaba bienes de equipo y productos occidentales. Era un ferviente nacionalista y odiaba la dinastía manchú que gobernaba el país. Charlie Soong decidió enviar a estudiar a sus tres hijas a Estados Unidos. Hablaban inglés mejor que chino y tenían una mentalidad occidental que no casaba bien con tradiciones locales como vendar los pies a las mujeres. Las tres fueron fervientes cristianas en su juventud, siguiendo las convicciones de su progenitor.
Dos figuras clave en la consolidación de China. Soong May-ling fue esposa de Chiang Kai-shek, padre de Taiwán, Y su hermana Ching-ling, de Sun Yat-sen, fundador de la República China
Tras graduarse en literatura inglesa en Wellesley, May-ling volvió a su hogar natal. Carecía de ideas políticas y llevaba una existencia placentera en el cómodo y occidentalizado entorno de su familia. Se aburría y buscaba una meta en su rutinaria existencia. «Creo que las mujeres pierden el interés por la vida si no se casan y tienen hijos. Pero no veo que estén satisfechas de sus matrimonios. Parecen más bien apáticas y amargadas», confesó.
May conocía a Chiang Kai-shek desde que era niña, ya que su padre apoyaba con su dinero la causa nacionalista. Chiang estaba enamorado de Ei-ling , la hija mayor de los Soong, que rechazó su petición de mano. Fue una gran decepción porque quería entrar en la familia.
Lo logró en 1926 cuando May-ling fue a visitar a un hermano que servía como ministro de Finanzas en el Gobierno de Cantón que se había rebelado contra Pekín. Chiang, que era el jefe militar de los rebeldes, quedó prendado de la belleza y la personalidad de May . Pidió su mano a sus padres y se la concedieron. Para ello, tuvo que divorciarse de su segunda esposa, con la que había tenido un hijo.
May-ling murió en Nueva York en 2003. Tenía 105 años y había sobrevivido a toda su familia. Había estado junto a su esposo en la guerra contra los japoneses, que habían ocupado Manchuria y buena parte del país. Y le había acompañado a Taiwán cuando fue derrotado en 1949 por el Ejército comunista de Mao Tse-tung. Chiang y Mao habían sido aliados en la guerra contra los japoneses , que ocupaban Manchuria y el centro del país, pero rompieron cuando lograron la expulsión de los invasores. Entonces comenzó una guerra entre ellos. Ching-ling se decantó por los comunistas.
Nadie había previsto que Mao, que contaba con armamento y asesores soviéticos , pudiera ganar el choque contra los nacionalistas. La relación de fuerzas le era muy desfavorable y Chiang había encadenado una serie de victorias gracias a la superioridad de su Ejército. Derrotados los comunistas, Mao emprendió en 1934 una retirada del sur hacia el norte de más de 12.000 kilómetros. Miles de soldados murieron en lo que pasó a la historia como la Larga Marcha. Pero Chiang decidió no dar la puntilla a Mao porque tenía un hijo llamado Ching-kuo que estaba prisionero en Moscú. El caudillo nacionalista y jefe del Kuomintang obtuvo su liberación a cambio de dejar escapar a las tropas de Mao del cerco en el que se hallaban. Eso cambió el signo de la guerra . May-ling siempre se lo reprochó.
Un nuevo país
Tras la humillante derrota, Chiang, su familia, sus soldados y dos millones de chinos tuvieron que cruzar el mar para instalarse en Taiwán. No llegó a la isla de unos 35.000 kilómetros cuadrados, de un tamaño ligeramente mayor que Galicia, con las manos vacías. Llevó consigo las reservas de oro del país y cientos de millones de dólares que había logrado mediante la extorsión a empresarios. Eso le permitió sobrevivir en un completo aislamiento en los primeros meses. Chiang se hizo con el control de una isla desmilitarizada, que no ofreció resistencia. Gobernó Taiwán con mano férrea hasta su muerte en 1975. Un gran monumento funerario en el centro de Taipéi exalta hoy su memoria.
Ninguna logró su sueño. En la época, circulaba un dicho sobre las hermanas Soong: Ei-ling amaba el dinero, May el poder y la tercera, Ching, a su país
Fue sucedido por su hijo Ching-kuo, que flexibilizó el régimen de su padre. Marginando a los pobladores de la isla, Chiang había instaurado una dictadura en la que cualquier protesta era acallada con violencia. La brutalidad de sus métodos sembró el terror . May-ling no se sentía a gusto en su nuevo hogar y optó por pasar largas temporadas en una lujosa residencia en Nueva York, rechazando las peticiones de su marido para que volviera. Alegaba que estaba en tratamiento médico y que era más útil en el país en el que se había educado. Nunca le perdonó la debilidad que mostró para lograr la liberación de su hijo.
Pese a ello, fue clave en el respaldo de Estados Unidos al régimen de Taiwán, que, tras la guerra de Corea, se convirtió en un aliado incondicional. Truman, Eisenhower y Kennedy respaldaron militar y económicamente a Chiang, en el que veían un baluarte contra el comunismo de Mao. May-ling llegó a intervenir en el Congreso para ayudar a su marido y fue recibida en la Casa Blanca. Como hablaba inglés a la perfección, encandiló a los dirigentes del país y a los medios de comunicación a los que concedía todas las entrevistas que solicitaban.
La dama comunista
May-ling seguía siendo aficionada al lujo y la buena vida. Se instaló en una gran mansión con decenas de sirvientes, pagados por su marido. Esto era muy mal visto por Ching-ling, la segunda de las hermanas, que se había radicalizado en sus convicciones comunistas. Ching fue una figura icónica para el maoísmo . Vivía austeramente y había creado una organización humanitaria para ayudar a los refugiados políticos. Ella misma hacía los paquetes con comida y medicinas para los desposeídos. Odiaba a Chiang Kai-shek y trabajaba en la sombra para Mao, que no permitió que se la tocara en las sucesivas purgas, consciente de su popularidad.
Pero Ching-ling estaba decepcionada por la deriva personalista de Mao . Se sentía vigilada y acosada . Sin embargo, lo cierto es que los comunistas nunca se atrevieron a cuestionar su figura en público porque poseía un activo que nadie tenía: haber sido la mujer de Sun Yat-sen, fundador de la República China y símbolo de la nación.
La Hermana Roja conoció a Sun cuando éste se había exiliado en Japón tras haber sido un efímero presidente de la República China en 1911. Cuando meses después el emperador Pu Yi abdicó definitivamente y renunció a sus derechos, Sun fue forzado a dejar el cargo, que era provisional. Cedió el poder a Yuan Shikai , un tecnócrata que le nombró jefe de la administración de ferrocarriles. Pronto se revolvió contra Yuan e intentó derrocarle sin éxito.
El Gobierno japonés financió la creación el Partido Revolucionario Chino, creado por Sun, para desestabilizar a Yuan . Ching-ling trabajaba como su secretaria y contacto con la oposición interior al régimen. El ambicioso prohombre era amigo de Charlie Soong, el padre de las dos hermanas, que le había ayudado económicamente.
Ching-ling adoraba a Sun y le creía un héroe. Y Sun, que estaba casado, se sintió fascinado por su belleza y su inteligencia. « No puedo quitarme a Ching-ling de la cabeza . Desde que la conocí, siento por primera vez en mi vida lo que es el amor. Ahora he experimentado la dulzura de estar enamorado», confesó.
Un papel en la Historia. Fueron protagonistas en la época en que China pasó de ser un imperio ancestral a un sistema comunista que acabó en régimen de terror
El 25 de octubre de 1915, tras haber conseguido arreglar su separación, Sun se casó con Ching-ling. Era 28 años mayor que su nueva esposa , que no solo le fue fiel hasta el final de su vida, sino que le acompañó en todas sus arriesgadas aventuras. La familia Soong no veía con buenos ojos el enlace, pero finalmente cedió.
Sun volvió con su joven mujer a Shanghái dos años después y se puso al frente de un Gobierno con sede en Cantón que no aceptaba la autoridad de Pekín. El país se fragmentó en dos mitades , pero Sun no pudo derrotar al Ejército del Norte pese a contar con la ayuda soviética. El jefe militar de los soldados cantoneses era Chiang Kai-shek, que se convirtió en lugarteniente de Sun y uno de los hombres fuertes del recién nacido Kuomintang, que aspiraba a unificar China.
Tras una larga guerra civil, jalonada por victorias y derrotas, Sun murió en 1925 a los 58 años. Sus aliados estaban divididos y las relaciones con los comunistas se habían deteriorado . No pudo ser presidente de esa China unificada bajo su liderazgo, que recayó en manos de Chiang Kai-shek, que pasó a encabezar un nuevo Gobierno con sede en Nankín.
La lealtad y el amor de Ching-ling hacia Sun Yat-sen llegó al extremo que, cuando las tropas asediaban el palacio presidencial para asesinarle, ella se quedó para hacer creer a sus enemigos que su marido permanecía en el interior. Demostró tener mucho más valor que su esposo , que se avergonzó de su comportamiento. Ching le perdonó y se reconcilió tras un breve distanciamiento.
Una familia dividida
Ching-ling tomó partido por Mao en su guerra contra Chiang Kai-shek por el control de China, mientras su hermana May ayudaba a su marido a intentar derrotar a los comunistas. La familia se dividió. Mao nunca olvidó ese gesto . Tras forzar a su adversario a refugiarse en Taiwán, nombró a Ching vicepresidenta y la regaló una casa aristocrática. Odiaba a Chiang y nunca entendió que su hermana se uniera a él, al que consideraba un matón sin escrúpulos.
Tras ser obligada a trasladarse de Shanghái a Pekín, Ching se sintió vigilada por el nuevo régimen y se indignó por las atrocidades de Mao en la época del Gran Salto Adelante y de la Revolución Cultural , que supuso la purga de muchos de sus amigos. Pero guardó silencio y se mantuvo fiel a la disciplina del partido, que no dudó en utilizar su prestigio para avalar los métodos del líder. Zhou Enlai, la mano derecha de Mao, la protegió en los momentos en los que era atacada por los elementos más radicales del régimen .
En los años 50, Ching-ling, que no había tenido hijos y permanecía viuda, inició una relación sentimental con el jefe de sus guardaespaldas. Pronto se expandió que la viuda de Sun era amante de uno de sus subordinados , lo que fue interpretado por parte de la cúpula del Partido Comunista chino como una falta de lealtad a la memoria de su esposo. Para acallar los rumores y restablecer su imagen, se vio obligada a romper con su sirviente, pero adoptó a sus dos hijas, que fueron educadas por ella. Ambas la cuidaron hasta el final de su vida y fueron las beneficiarias de su menguada herencia, como relata la historiadora Jung Chang en ‘Las hermanas Soong’, el libro de referencia sobre esta saga familiar.
Ching-ling murió de cáncer en Pekín en 1981. Su hermana May se negó a asistir a los funerales oficiales pese a que Deng Xiao-ping , el nuevo jefe del Gobierno chino y sucesor de Mao, le había garantizado su seguridad. Fue tratada por el régimen como una heroína nacional y su memoria fue ensalzada en los libros de historia. Ella dejó entre sus últimas voluntades que no fuera enterrada en el monumental mausoleo de Sun Yat-sen, por lo que sus restos fueron depositados en una tumba muy cercana a la de su querido marido.
La intermediadora
May y Ching tenían otra hermana y tres hermanos. Uno de ellos fue ministro de Finanzas y consejero de Chiang. Ei-ling , a la que ambas llamaban respetuosamente la Hermana Mayor , no desempeñó ningún papel en la turbulenta historia de China. Pero ejerció una enorme influencia sobre su familia.
Se casó con un rico hombre de negocios llamado H. H. Kung, con el que tuvo varios hijos. Kung fue primer ministro de Chiang Kai-shek y hombre de su absoluta confianza. Aprovechándose de su cercanía al poder y de su parentesco, Ei-Ling se hizo inmensamente rica al actuar como intermediaria en los grandes contratos del Gobierno de su cuñado. Chiang confiaba ciegamente en ella y seguía sus consejos. Amasó una fortuna de cientos de millones de dólares, lo que le permitió ayudar a sus hermanas y a toda la familia en los momentos de penuria como la guerra contra los japoneses.
May y Ching tuvieron serias diferencias que no mermaron su amor como hermanas, pero las dos consideraban a Ei-ling como una segunda madre y coincidían en que era más inteligente y sagaz que ellas . En los momentos difíciles, Ei-ling demostró su fidelidad a una y otra. A Ching le enviaba en secreto comida y dinero a Pekín, a May le financió su costoso tren de vida en Estados Unidos. En la guerra contra los japoneses, compró armamento, vehículos y medicinas para el Ejército de Chiang.
En esa época, circulaba un dicho sobre las hermanas Soong que afirmaba que una amaba el dinero, otra, el poder y la tercera, a su país . Ei-ling logró hacer una gran fortuna que dilapidó en su familia. May fue la mujer que impulsó la carrera de Chiang y jugó un papel clave para conseguir el apoyo de Estados Unidos al régimen de Taiwán. Y Ching creía en que China podría convertirse en un paraíso de la igualdad. Ninguna de las tres logró materializar sus sueños, aunque fueron protagonistas de una época en la que su país pasó de ser un imperio ancestral a un sistema comunista que se convirtió en un régimen de terror durante la época de Mao.
Han pasado más de siete décadas desde la huida de Chiang a la isla y la tensión no ha disminuido entre la República China y Taiwán . Siguen siendo dos países enfrentados y en permanente amenaza de guerra. Si las hermanas Soong pudieran levantar la cabeza en sus tumbas, se darían cuenta de lo poco que han cambiado las cosas.
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