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Gadafi, un líder de chiste

El respeto hacia la figura del líder libio, asentado sobre el terror y el miedo, ha desaparecido en las calles de Bengasi

M. AYESTARAN

MIKEL AYESTARAN

Se acabó. El respeto hacia la figura del líder libio asentado sobre el terror y el miedo ha desaparecido para siempre en las calles de Bengasi. Gadafi es ahora objeto de mofa por parte de sus paisanos que le han dedicado incluso una caseta especial ... frente a la Corte Suprema de la ciudad absolutamente forrada de caricaturas, dibujos infantiles y fotografías manipuladas en Photoshop. Acompañado de Mubarak y Ben Ali, los dos últimos dictadores derrocados Egipto y Túnez, de su hijo Saif El Islam o de su enfermera ucraniana los libios prefieren bromear sobre la fortuna del coronel, su supuesta alianza con Israel o sus sueños de grandeza. «Mejor esto que llorar, ha hecho tanto daño que es imposible de recogerlo en un trozo de papel», asegura uno de los jóvenes que se encarga de colgar estos dibujos absolutamente prohibidos antes del estallido de la revolución. Vale todo, desde los trabajos más artísticos hasta los primeros monigotes de los más pequeños.

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