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Aumenta el número de refugiados de Bielorrusia que llegan a Alemania

El dictador bielorruso castiga a la UE enviando a afganos e iraquíes a Europa, tras facilitarles que viajen a Minsk

Qué está pasando entre Bielorrusia y Polonia

Inmigrantes iraquíes en Munich REUTERS

Rosalía Sánchez

«Estaban hambrientos y desorientados, no estaban seguros de en qué país se encontraban», ha descrito uno de los guardias fronterizos a los 14 iraquíes detenidos por la policía alemana en la tarde del miércoles, en un bosque cerca de Frankfurt Oder, junto a la frontera con Polonia. Los traficantes de personas los dejaron allí y no se atrevían a avanzar en ninguna dirección porque no tenían brújula ni entendían las señales. Temían emprender sin saberlo el viaje de vuelta. Habían entrado en la UE a través de la frontera bielorrusa-polaca . A la mayoría de ellos se les permitirá quedarse. «Cada día vemos más grupos como este», añade el portavoz policial, «el pasado lunes cuarenta personas cruzaron la frontera polaca desde Bielorrusia, el martes fueron 69 y el miércoles 80. Y todos ellos lo hacen con la esperanza de llegar a Alemania ». Miles de refugiados están llegando por esta vía a Brandemburgo, donde ha sido instalado un centro provisional de recepción inicial, con tiendas de campaña como refugios de emergencia.

La instalación, ubicada en Eisenhüttenstadt, tiene cabida para 1.100 personas, pero ya está desbordada. Se han instalado contenedores adicionales, junto a letrinas y duchas de campaña. Los alimentos y el agua llegan a diario en camiones fletados por las autoridades locales, preocupadas por las dimensiones que está cobrando el fenómeno. «Desde principios de septiembre, han llegado más de 500 refugiados desde Bielorrusia, principalmente iraquíes, lo que supone 150 más que todo el mes de agosto», confirma Olaf Jansen, jefe de la recepción inicial, «y esperamos miles más en las próximas semanas». El motivo de esta nueva ola de refugiados son las facilidades que el gobierno de Lukashenko ofrece a emigrantes de todo el mundo , a los que su policía conduce a la frontera polaca. Se trata de personas que han pagado entre 600 y 3.500 euros a traficantes para volar hasta Minsk y desde allí ser trasladados por carretera hasta Polonia. El último tramo, hasta Alemania, lo hacen a menudo a pie. En respuesta a las sanciones de la UE tras el secuestro de un avión de Ryanair, el gobierno de Minsk está llevando a cabo lo que los gobiernos de los Balcanes han descrito de forma unánime como un «ataque híbrido».

«Polonia sólo recupera alrededor del 20% de los refugiados que nos llegan hasta aquí y nuestra capacidad está ya al límite», advierte Jansen. Polonia ha acogido a más de 8.000 de estos refugiados , en su mayoría árabes y que han cruzado ilegalmente desde Bielorrusia, pero el gobierno de Varsovia se niega a seguir acogiendo personas y el flujo no disminuye. La Dirección de la Policía Federal de Berlín está utilizando agentes de otras áreas de la Policía Federal, además de su propio personal, para intensificar los controles fronterizos, especialmente en los puentes de Frankfurt Oder y en el ferrocarril, pero la frontera forestal es prácticamente imposible de cubrir en su totalidad y las autoridades alemanas no tienen intención de levantar un muro físico, como sí está haciendo el gobierno polaco en su frontera con Bielorrusia.

La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, Acnur, ha expresado su pesar por la reciente muerte de cuatro de estos inmigrantes en la frontera entre Polonia y Bielorrusia y ha advertido de las severas condiciones que sufren muchas personas en esta ruta. «Algunos quedan bloqueados durante semanas, atrapados entre dos policías fronterizas que no les permiten ni avanzar ni retroceder, sin acceso a asistencia, asilo ni servicios básicos», ha denunciado la organización en un comunicado, «muchos de ellos viven situaciones inesperadas, expuestos a los elementos, con hipotermia, e incluso algunos han sido rescatados en el barro de las ciénagas». Acnur ha pedido que la situación sea gestionada de acuerdo a las obligaciones internacionales y que los Estados implicados cooperen para resolver el problema, dando prioridad a los Derechos Humanos de estas personas.

Lituania anunció ayer que permitirá solicitar asilo mediante su Embajada en Misk para evitar los «cruces irregulares» e informó que hasta ahora ha rechazado en la frontera a unas 2.200 personas que intentaban entrar ilegalmente, mientras que se ha permitido entrar a unas 80 cuya situación justificaba la concesión del estatus de refugiado. Lituania aloja actualmente a más de 4.100 inmigrantes , la mayoría procedentes de Irak, que han ido llegando al país desde principios de verano.

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