Egipto lleva el acoso sexual a juicio

La aparición, hace unas semanas, de un espeluznante vídeo en el que se mostraba cómo una turba atacaba en Tahrir a una joven, a la que habían desnudado y agredido, ha conmocionado a Egipto y ha obligado a muchos ciudadanos a abrir los ojos ante un problema que no es nuevo y cuyas raíces se adentran en lo más profundo de la sociedad.

Los 12 acusados en este caso han sido imputados por asalto sexual , secuestro, tortura física e intento de violación y asesinato, cargos por los que podrían ser condenados a cadena perpetua. Los eventos que se juzgan pertenecen a cinco casos diferentes, que tuvieron lugar entre el 2 y el 8 de junio, durante varias concentraciones para celebrar los resultados de las elecciones presidenciales y, días más tarde, durante la investidura de El Sisi.

Estos no son, ni mucho menos, los primeros ataques que tienen lugar en la plaza Tahrir, que ha presenciado decenas de horripilantes violaciones desde el mismo día en el que Hosni Mubarak fue derrocado el 11 de febrero de 2011. Hasta ahora, sin embargo, la policía no había investigado los casos, a lo que los medios públicos egipcios apenas habían prestado atención. Más de 500 mujeres han sido víctimas de esta lacra en el marco de protestas o celebraciones desde el inicio de la revolución, según denuncian las ONG egipcias de derechos humanos.

Sin embargo, desde que el presidente El Sisi acudió al hospital a visitar a la mujer del vídeo –imágenes que fueron ampliamente difundidas por la prensa egipcia-, y exigió al ministerio del Interior que persiguiera estos crímenes, el problema ha adqurido una mayor visibilidad.

Justo antes de finalizar su mandato, el presidente interino Adli Mansur aprobó una nueva ley que endurecía las penas en los casos de acoso sexual. Ahora los agresores podrán enfrentarse a penas de entre seis meses y cinco años de cárcel, y hacer frente a multas de entre unos 300 y 5000 euros. Además, tipifica como delito otras formas de acoso sexual, como el verbal, los gestos obscenos o el acoso sexual por teléfono, el pan de cada día de las mujeres que viven en Egipto.

Los acusados en el juicio que ha comenzado hoy, que tienen entre 16 y 49 años y, ante la presencia de la prensa en la corte, han intentado ocultar sus identidades. Uno de ellos, según el diario Al Ahram, ha asegurado que no se encontraba en la plaza el día del delito. Tras la sesión de esta mañana, el juez ha ordenado que el resto de vistas se celebren a puerta cerrada para proteger la privacidad de las víctimas.

El de hoy no es el primer caso en el que se aplica la nueva ley contra el acoso sexual. El pasado domingo, un electricista de 39 años fue condenado en un juicio exprés a un año de cárcel por acosar a una mujer en un autobús público, donde grabó un vídeo de la víctima mientras dormía. Los pasajeros del vehículo lo arrastraron hasta una comisaría y testificaron contra él. El lunes, otros dos hombres fueron condenados a dos años de cárcel por acosar verbalmente a una mujer en un centro comercial.