Boko Haram «dinamita» el camino hacia las estudiantes secuestradas
En la última semana, la milicia islamista destruye dos puentes vitales en las conexiones con la región del asalto
Boko Haram «dinamita» el camino hacia las estudiantes secuestradas
Casi un mes después del secuestro de más de 200 estudiantes en un internado del noreste de Nigeria, las Fuerzas Armadas apenas vislumbran un rastro de simples migas de pan. Y éste, cada vez se confunde más entre ceniza y cadáveres.
En los últimos días, ... la milicia islamista de Boko Haram «dinamita» el camino hacia las jóvenes retenidas, mientras la población local lamenta la incompetencia del Ejecutivo para poner fin al círculo vicioso de violencia de Nigeria.
Durante el fin de semana, miembros del grupo armado hacían saltar por los aires un puente que unía los estados vecinos de Borno (enclave estratégico del grupo armado) y Adamawa, según confirmaron a ABC, en conversación telefónica, fuentes policiales.
Como destacaba Abubakar Othman, portavoz de las fuerzas de seguridad de Adamawa (región en frontera con Camerún y que recientemente era tomado por el Ejército nigeriano para impedir el desplazamiento de las estudiantes secuestradas), el ataque tuvo lugar en la localidad fronteriza de Limankara, lo que ha provocado que al menos 3.000 personas se hayan visto obligadas a huir de esta comunidad.
Ya el jueves, al menos 30 personas perdían la vida en la voladura de otro puente fronterizo entre Nigeria y Camerún por parte del grupo radical islámico nigeriano.
La pasarela, localizada en la localidad nigeriana de Gamboru, donde el pasado lunes 300 personas murieron en un ataque de Boko Haram, servía de control del paso de inmigrantes entre ambos países.
De las jóvenes secuestradas, de momento, ni rastro. En una crisis donde el pueblo nigeriano está atrapado en medio y las fuerzas armadas se encuentran envueltas en otras «guerras personales».
Ejecuciones extrajudiciales
Recientemente, la organización Amnistía Internacional advertía que el incremento de los ataques de la milicia islamista de Boko Haram, así como las represalias incontroladas de las fuerzas de seguridad habían provocado la muerte de al menos 1.500 personas al noreste Nigeria (más de la mitad de los cuales, civiles) en los tres primeros meses del año.
«Más de 1.500 muertos en tres meses indican un alarmante deterioro de la situación. La comunidad internacional no puede continuar mirar hacia otro lado ante las ejecuciones extrajudiciales, los ataques contra civiles y otros crímenes de derecho internacional que se cometen a una escala masiva», aseguraba entonces Netsanet Belay, director de Investigación y Promoción para África de la organización.
Entre las principales matanzas documentadas, está la ocurrida el pasado 14 de marzo, cuando milicianos de Boko Haram atacaron un complejo militar en Maiduguri, en el Estado de Borno, liberando a varios presos. Posteriormente, una vez recuperado el control por el Ejército, cerca de 600 detenidos (en su mayoría, desarmados) fueron ejecutados extrajudicialmente en varios lugares de Maiduguri.
El caso no es nuevo. Ya a finales de 2012 Amnistía Internacional denunciaba las «graves violaciones de derechos humanos» en la guerra contra la milicia islamista Boko Haram.
En el informe -«Nigeria: Trapped in the cycle of violence»-, la organización condenó entonces la detención arbitraría sin cargos de «cientos de personas acusadas de vínculos con Boko Haram», así como «las ejecuciones extrajudiciales o desapariciones forzosas» llevadas a cabo por las fuerzas armadas.
De igual modo, recordaba a las dos partes en conflicto que «hay un círculo vicioso de violencia actualmente en Nigeria» y «el pueblo nigeriano está atrapado en medio». Y los números, lo cierto, le otorgan la razón.
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