Un excomandante del IRA en el Castillo de Windsor
Martin McGuinness, dirigente del Sinn Fein y vicepresidente del gobierno regional norirlandés, asistirá esta noche como invitado de Isabel II al banquete en honor del presidente de Irlanda
borja bergareche
EL vicepresidente del gobierno regional del Ulster y excomandante del IRA, Martin McGuinness, participará esta noche en un banquete ofrecido por la Reina de Inglaterra en el Castillo de Windsor en honor al presidente de Irlanda, Michael D. Higgins, con motivo de su histórica primera visita oficial ... a Gran Bretaña esta semana. «Estamos en una nueva era civilizada a la que espero que todos podamos pasar», ha afirmado McGuinness en vísperas del banquete de esta noche, tras anunciar el domingo que aceptaba la invitación Isabel II.
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Isabel II y McGuinness ya estrecharon las manos en Belfast en junio de 2012De su anfitriona, además, ha dicho que mantiene un «apoyo convencido» al proceso de cicatrización de las heridas en el Ulster. La decisión del líder del Sinn Fein de aceptar la invitación pone fin a décadas de boicoteo republicano a los actos de la monarquía, un gesto que ha generado críticas en las bases del partido. Esta noche no será, en todo caso, la primera vez que la Reina se encuentre con un exdirigente del grupo terrorista que en 1979 asesinó a Louis Mountbatten, tío de su esposo el duque de Edimburgo.
El 16% de la inteligencia británica, en el Ulster
Ambos ya tuvieron ocasión de saludarse en el marco de una visita de la Reina a Belfast en junio de 2012, cuando los dos estrecharon la mano frente a las cámaras de la historia. Una historia que, en el caso de Irlanda del Norte, pesa todavía en la vida social y política de las islas británicas. Dieciséis años después de los acuerdos de paz de Viernes Santo, los servicios de inteligencia británicos destinan todavía el 16% de sus recursos a combatir la violencia residual que azota todavía a protestantes y católicos en el Ulster.
Un territorio formado por los seis condados de mayoría protestante del norte de Irlanda, y que permanecieron dentro del Reino Unido cuando las provincias del sur se independizaron en una cruenta guerra civil y colonial entre 1916 y 1922. Según recopilaba ayer «The Times», en 2012-2013 se produjeron, de hecho, 157 detenciones por terrorismo en Irlanda del Norte, por 257 en Inglaterra, Escocia y Gales.
Grupúsculos extremistas, tanto republicanos (católicos) como unionistas (protestantes), mantienen una tensión de baja intensidad que mezcla una violencia de pretendida motivación política o sectaria con meras luchas territoriales por el contrabando de tabaco o de drogas. Una situación, en todo caso, muy alejada de los 476 muertos que se produjeron en 1972, el año más sangriento de los llamados «Troubles», los años de plomo del conflicto norirlandés, que causaron 3.600 muertos.
Desde hace dos años, la reconciliación entre el Reino Unido y la república vecina, 90 años después de su independencia de Londres, facilita encuentros plagados de simbolismo, que culminan hoy con la presencia en palacio de un líder del Sinn Fein, el partido que durante años actuó como brazo político del terrorismo católico norirlandés. Irlanda del Norte disfruta de un autogobierno y de una administración propia, y el Reino Unido e Irlanda colaboran como buenos vecinos.
El proceso de reconciliación se consagró con la visita oficial a Dublín de Isabel II en mayo de 2011, la primera de un soberano británico a una Irlanda independiente. Entonces, la Reina rindió honores en el Jardín del Recuerdo, en el centro de la capital irlandesa, a los nacionalistas irlandeses que murieron luchando contra las tropas británicas en el Levantamiento de Primavera en 1916. Pero los fantasmas del pasado no han desaparecido todavía. Así lo reconocía el presidente Higgins este lunes en la BBC, justo antes de comenzar una semana de actos oficiales que incluirá un discurso solemne hoy en el parlamento y un almuerzo privado con el primer ministro el miércoles.
«Hechos que te persiguen como sombras»
«Hay que hacer frente al pasado, no puedes dejar que el pasado te paralice. Debemos ser capaces de abordar el pasado de forma que no te paralice en el presente, ni te cause daño en el futuro», defiende Higgins, que cree que queda «mucho trabajo por hacer» todavía en el marco de la normalización y reconciliación en el Ulster. «Es mejor abordar con honestidad los hechos que te persiguen como sombras», dijo el poeta y literato irlandés, elegido hace dos años como el noveno presidente de Irlanda, un cargo simbólico con escasas atribuciones políticas.
Pero no resulta fácil decidir qué hacer con esas sombras. Sus palabras de ayer se producían en medio de la polémica generada por una propuesta equiparada a la amnistía, lanzada esta semana por Peter Hain. Este ex ministro laborista para Irlanda del Norte propone que la Justicia renuncie a perseguir los casos de terrorismo pendientes relativos a hechos anteriores al acuerdo de paz de 1998. Una medida que equivaldría a dar portazo a las investigaciones en curso sobre varios atentados del IRA, o sobre la muerte de 14 civiles por disparos de soldados paracaidistas en la manifestación del «Domingo Sangriento».
En febrero, el gobierno norirlandés amenazó con dimitir después de que la Justicia británica reconociera que no podía perseguir al sospechoso de asesinar a cuatro soldados en un atentado en Hyde Park en 1982, amparado por unas garantías de no persecución penal, desconocidas hasta la fecha, emitidas en 2007 por el anterior gobierno laborista, en un intento de apuntalar el proceso de paz iniciado en 1998. Se calcula que existen unos 2.500 crímenes sin esclarecer de los años de un conflicto cuyas cicatrices siguen abiertas en ambas comunidades.
La policía norirlandesa ha interrogado recientemente a varios militares retirados , acusados de participar en el «Domingo Sangriento» de enero de 1972. Más de 40 años después, la visita del presidente irlandés, y la presencia esta noche de McGuinness en Windsor, deberán servir para avanzar hacia el cierre definitivo de aquellas heridas. El viaje oficial de Higgins se prolongará hasta el viernes, e incluirá una velada cultural irlandesa en el Royal Albert Hall de Londres y una visita a Stratford-upon-Avon, la localidad natal de William Shakespeare.
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