EE.UU. se salva de la quiebra y reabre su Administración

El Senado aprobó con facilidad la propuesta que habían pactado los líderes de ambos partidos en ese hemiciclo. Junto a los demócratas, que tienen la mayoría, con 52 escaños, votaron 29 de los 47 senadores republicanos (18 lo hicieron en contra). Más reñida fue la votación en la Cámara de Representantes, donde los republicanos cuentan con mayoría. Al final, salió adelante gracias al voto de los 199 demócratas. Entre los republicanos ganó claramente la oposición a la propuesta: 144 votaron en contra y 87 lo hicieron a favor. El Partido Publicano salía de ambas votaciones claramente dividido e influido por la agenda del Tea Party.

Después de que votara el Senado y antes de que lo hiciera la Cámara de Representantes, Obama compareció para felicitarse del acuerdo que se había fraguado y para llamar a dejar atrás las peleas y retomar los otros asuntos que han quedado aparcados por estas semanas de confrontación política, como la reforma inmigratoria.

Obama ha logrado su objetivo de reabrir la Administración y evitar la suspensión de pagos (asuntos separados, pero que han coincidido en el tiempo) sin tener que negociar nada a cambio con los republicanos . Estos, que no han podido aprovechar la ocasión para torpedear la reforma sanitaria en marcha, lograrán al menos otra oportunidad dentro de pocos meses para exigir ciertas contrapartidas presupuestarias.

El acuerdo prevé el pago a los empleados públicos del salario por los días que no han trabajado durante el cierre de la Administración, y la verificación de que las personas que reciben subvenciones para contratar seguros médicos reúnen las condiciones de ingresos requeridas.

Esto último, referencia a la reforma sanitaria, fue pedido por los republicanos. Fue la única contrapartida que consiguieron, junto con el compromiso de constituir una comisión para negociar las cuentas públicas. A eso se añadió una triquiñuela para permitir el aumento de la deuda : los legisladores en realidad no votarán su autorización, sino que serán preguntados si lo aprueban o desaprueban, con la posibilidad de veto de Obama si el voto es contrario.

La votación en firme sobre el techo de la deuda será la que deba realizarse sobre el 7 de febrero . Los republicanos, de todos modos, no lograron que esa fecha fuera fija, por lo que el Tesoro mantendrá su libertad, mediante el uso de mecanismos contables, para retrasar el momento en que deba pedir más dinero prestado.

La Casa Blanca no quiso hablar en términos de vencedores o perdedores. «El pueblo americano ha pagado por esta situación; la clase media ya ha sufrido bastante», dijo el secretario de Prensa, Jay Carney.