análisis

Atacar o no Siria, o la distancia que va de la «alta probabilidad» a la certeza

Aunque Kerry presentó más pruebas que Cameron la víspera, la inteligencia occidental no es capaz de vincular de forma concluyente muestras de un agente nervioso con las armas que lo propagaron y la cadena de mando del régimen sirio

Atacar o no Siria, o la distancia que va de la «alta probabilidad» a la certeza abc

borja bergareche

«Lean por sí mismos las pruebas disponibles, lean ustedes mismos», invitaba ayer el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, tras publicar la parte no clasificada del informe de la inteligencia estadounidense sobre el ataque con armas químicas en Damasco en la madrugada ... del pasado día 21. La víspera, el primer ministro británico resumió muy bien las fuertes dudas que despierta la posibilidad de lanzar un ataque contra el régimen sirio. Y lo hizo sin negar la debilidad probatoria que destacan cada vez más observadores del juicio exprés que los «fiscales» Obama y Cameron han lanzado contra el acusado al Assad .

«No existe una certeza al 100% sobre quién fue responsable del ataque»«No existe una certeza al 100% sobre quién fue responsable», reconoció el «premier», en el debate de urgencia en los Comunes el jueves. «Es una cuestión de valoración», dijo. A la luz de los informes publicados por los gobiernos estadounidense y británico, parece claro que la inteligencia occidental no lo tiene todo atado.

Aunque las pruebas, circunstanciales y materiales, son abundantes, la información publicada no permite vincular de forma concluyente muestras de un agente nervioso con las armas que lo propagaron y la cadena de mando del régimen sirio en torno a los dramáticos acontecimientos ocurridos en el suburbio de Ghutah el pasado día 21.

Los servicios de inteligencia británicos concluyen que es «muy probable que el régimen de Assad fuera responsable del ataque con armas químicas del 21 de agosto». Y lo hacen por eliminación, tras descartar la hipótesis de que fuera una acción orquestada por los rebeldes para forzar la intervención de la comunidad internacional. «No hay escenarios plausibles alternativos a la responsabilidad del régimen», concluye Jon Day, presidente del Comité Conjunto de Inteligencia, en el informe publicado por el gobierno británico el jueves [puedes leerlo aquí en inglés].

No hay certeza sino «confianza alta»

Por su parte, los servicios de inteligencia estadounidenses concluyen en el informe publicado el viernes [puedes leerlo aquí en inglés] «con alta confianza que el gobierno sirio llevó a cabo un ataque con armas químicas en los suburbios de Damasco el 21 de agosto». «Muy probable», «alta confianza»... son expresiones que denotan la habitual prudencia en el difícil arte de la inteligencia. Pero se quedan, inevitablemente, un peldaño por debajo de la certeza o «confianza absoluta», analítica y probatoria, que despejaría las dudas que muchos albergan.

«Debemos considerar, sabiendo dónde hemos estado en el pasado, que nuestras pruebas de inteligencia tal y como las conocemos podrían estar equivocadas , porque estuvieron equivocadas en su día, y debemos ser muy, muy rigurosos en comprobarlas», defendió el jueves el diputado «tory» David Davis, uno de los líderes de la revuelta de una treintena de parlamentarios conservadores contra Cameron, que provocó el humillante veto parlamentario a los planes bélicos del gobierno.

El pasado al que se refiere es, claro, la invasión de Irak en 2003. Kerry también se refirió a las falsas pruebas de entonces. «Hemos revisado nuestra inteligencia teniendo presentes los errores de Irak», dijo. EE.UU. y Gran Bretaña se han esforzado en poner pruebas sobre la mesa, con la ayuda de los servicios de inteligencia de Israel, Francia y ciertos países árabes. Todo el mundo puede «verlas por sí mismo», como pedía Kerry. Pero la ausencia de esa certeza las convierte, como bien dijo Cameron, en una «cuestión de valoración» o de juicio personal.

EE.UU. eleva la cifra de víctimas a 1429 muertos, incluidos 426 niñosFue la ONG Médicos Sin Fronteras quien denunció que unas 3.600 personas habían sido tratadas en tres hospitales de Damasco con síntomas neurotóxicos asociados a la presencia de agentes químicos. Según las cifras de EE.UU., en el ataque del pasado 21 de agosto en el barrio de Ghutah murieron 1429 personas, incluidos 426 niños. «El régimen es responsable y debe pagar», reivindicaba Cameron.

De las explicaciones del «premier» el jueves y de Kerry ayer se puede dibujar la siguiente composición de lugar.

Así fue el ataque, según Cameron y Kerry

El régimen sirio dispone de arsenales químicos, como todo el mundo sabe, e incluye gas sarín, gas mostaza y el agente VX (gas nervioso). Según la inteligencia británica, los ha empleado en al menos catorce ocasiones desde 2012. «Creemos que ha habido otros ataques, pero no tenemos el mismo grado de confianza en las pruebas», dice el informe. Se sabe que, desde principios de año, los gobiernos occidentales enviaron a expertos científicos a la frontera siria para analizar muestras de posibles ataques químicos entregadas por médicos sirios.

Ayer, Kerry introdujo nuevos elementos. Según EE.UU., personal sirio vinculado al programa de armas químicas realizó preparativos los días anteriores al ataque. «En los tres días anteriores, recogimos muestras de inteligencia humana, de señales [comunicaciones interceptadas] y geoespacial [imágenes de satélites] que revelan actividades del régimen que concluimos estaban asociadas a los preparativos para un ataque con armas químicas», dice el informe. También tienen pruebas del lanzamiento de un ataque de artillería en las primeras horas del día 21 desde posiciones del régimen.

«Y sabemos que, unos 90 minutos después, el infierno se desató en las redes sociales», dijo Kerry. Entre las 2:30 y las 6:30 de la mañana (hora local), EE.UU. recogió miles de documentos en las redes sociales desde doce localizaciones diferentes, afectadas por los bombardeos. Todo el mundo ha visto los vídeos en Youtube de mujeres y niños asfixiándose, recordó Cameron. El gobierno británico ha recopilado hasta 93 vídeos sobre el ataque.

Tras el ataque, el régimen –según EE.UU.- se dedicó a borrar las pruebas del ataque bombardeando la zona, en manos de los rebeldes, con una intensidad cuatro veces superior a la de días anteriores. Ambos gobiernos concluyen que los rebeldes carecen de arsenal químico y de medios para diseminarlo y que, como defiende la inteligencia de EE.UU., «no tienen la capacidad de fabricar todos estos vídeos y los síntomas físicos verificados por personal médico y ONGs». Ergo, Assad es culpable.

Según el dictamen del Fiscal General británico [puedes leerlo aquí en inglés], el uso de armas químicas constituye un crimen de guerra y un crimen contra la Humanidad, aunque la legitimidad de una acción militar en Siria estaría en la noción de «intervención humanitaria«, con el objetivo de «disminuir el sufrimiento humanitario [de la población civil] disuadiendo o impidiendo el uso de armas químicas». Un ataque de este tipo, según el Attorney general Dominic Grieve, sería legítimo incluso en caso de «bloqueo en el Consejo de Seguridad».

Pero una mayoría de diputados británicos, y muchos ciudadanos en Reino Unido y EE.UU., no consideran suficientes estas pruebas y estos informes jurídicos. «Una intervención militar mal planificada habría hecho la vida más difícil, y no más fácil, al pueblo sirio», sugería el viernes Ed Miliband, el líder de la oposición laborista. Para muchos, falta la prueba del algodón. Y el fantasma de Irak inclina esos juicios de valor solicitados por Cameron del lado de la prudencia.

Dudas sobre la motivación del régimen

«El informe del Fiscal General se basa en presunciones fácticas –que las armas fueron empleadas por el gobierno sirio, que el uso de la fuerza por el Reino Unido disuadiría nuevos usos de armas químicas- que no pueden darse como establecidas basándose en la información disponible», explica a « The Guardian » Philippe Sands, uno de los más prestigiosos expertos en Derecho Internacional del mundo. El propio informe del Comité Conjunto de Inteligencia británico reconoce su punto débil , destacado por muchos analistas. ¿Por qué haría algo así el régimen sirio?.

«Tenemos una confianza alta en todas nuestras conclusiones excepto en relación a la motivación precisa del régimen en llevar a cabo un ataque de esta escala en este momento, aunque nueva inteligencia podría incrementar nuestra confianza en el futuro», reza el informe británico. En efecto, el ataque tuvo lugar a escasos centenares de metros de las dependencias de los inspectores de la ONU , llegados a Damasco el pasado día 18. El régimen, además, es consciente de que Barack Obama había calificado el uso de armas químicas como «línea roja» que desencadenaría una reacción de la comunicad internacional.

Algunas teorías no verificadas apuntan a la posibilidad de que el ataque fuera obra de unidades no controladas por el régimen, o a un error por parte de unidades rebeldes en la manipulación de material químico entregado por Arabia Saudí. Cameron tiene su propia teoría. «Assad ha estado probando los límites para ver si el mundo responde» , dijo en Los Comunes. Y aventuró, probablemente con razón, que la inacción de la comunidad internacional ante la matanza de unos 5.000 kurdos con armas químicas en 1988 por Sadam Hussein «convenció a Assad de que podía construir un arsenal de armas químicas».

«Si no hay consecuencias esta vez, no hay nada que impida que Assad lo vuelva a hacer una y otra vez», dijo Cameron, antes de ser derrotado por el parlamento . Nadie niega la fuerza de sus argumentos. El propio líder de la oposición, el laborista Ed Miliband, aclaró que no se opone necesariamente a una acción militar, ni siquiera a un ataque sin la autorización expresa de la ONU. Pero Miliband, como muchos otros, no tiene todavía claro que existan pruebas «más allá de la duda razonable» que exigiría un juez.

Papel de la inteligencia israelí

La revista alemana Focus y la prensa israelí han desvelado que la unidad 8200 de la inteligencia israelí, especializada en comunicaciones, habría interceptado conversaciones entre mandos sirios y el ministerio de Defensa en el momento del ataque. El intercambio de palabras denotaría, al parecer, nerviosismo. El Canal 2 israelí ha señalado que el gas nervioso fue disparado por la Brigada 155 de la Cuarta División Acorazada del Ejército sirio, liderada por Maher Assad, hermano del presidente.

Pero, en los últimos días, otras fuentes han reducido el valor de estas pruebas al establecer que los participantes en las comunicaciones interceptadas eran mandos de rango demasiado bajo como para elaborar una cadena de responsabilidades que lleve al corazón del régimen. En una elaborada información publicada este jueves por la agencia AP , se citan varias fuentes de la inteligencia estadounidense que reconocen que armar las pruebas sobre el ataque «no es pan comido».

Y reconocen serias deficiencias en el pliego de cargos contra Assad, especialmente en lo referido a demostrar que las órdenes partieron del régimen. Esas fuentes destacan también la ausencia de información exacta sobre la ubicación actual de los arsenales químicos . «El informe del director de Inteligencia Nacional [de EE.UU.] recopilando las pruebas contra Siria está plagado de notas de precaución», dice AP.

El corazón de Cameron, y el de muchas personas, se inclina por subir al sanguinario clan Assad al banquillo de los acusados. «Dadles duro» («Hit them hard»), dice la portada de « The Economist » de esta semana. Pero hasta la guerra tiene sus normas, y su proceso debido. Y, en este caso, las pruebas no son concluyentes. Consciente de ello, Cameron advirtió el jueves contra la tentación de «convertir esta u otra pieza de inteligencia en un objeto de culto cuasi-religioso, como pasó en Irak».

«No pretendamos que hay un único elemento de inteligencia definitorio que resolvería todo el problema», exigió el “premier”. Las referencias esotéricas de Cameron se explican por el suicidio en julio de 2003 de David Kelly, un experto británico en armas químicas que se quitó la vida después de que trascendieran sus opiniones críticas contra el dossier del gobierno de Tony Blair sobre la presunta existencia del programa de armas de destrucción masiva de Sadam Hussein.

Como en Irak en 2003, la batalla por convencer a la opinión pública de la necesidad de actuar en Siria ha convertido las pruebas de inteligencia en materia de fe más que en un ejercicio racional de análisis de las evidencias presentes. Y Barack Obama, un ferviente creyente, sabe que existe una mayoría escéptica, como indican los sondeos. Y que la forma de evitar verse atrapado en discusiones vaticanas es actuar por su cuenta . Según su propio calendario. Según su agenda, sale de viaje el martes rumbo a la cumbre del G-20 en San Petersburgo el 5 de septiembre. Si se inclina por el castigo, muchos creen que los Tomahawk podrían surcar de nuevo los cielos de Oriente Medio en las próximas 48-72 horas.

Atacar o no Siria, o la distancia que va de la «alta probabilidad» a la certeza

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios