Un terrorista grabó la emboscada en la que murieron ocho militares tunecinos

Amri, según esos dos medios tunecinos, había combatido en Malí antes de regresar a su país y unirse a las decenas de hombres que se han convertido en la pesadilla del Ejército este verano. Es más, el yihadista habría declarado haber sido, junto a otros 16 hombres, autor la muerte a tiros de ocho militares que cayeron en una emboscada el pasado 29 de julio. En su teléfono habrían encontrado incluso las imágenes de la matanza en la que los terroristas se habrían ensañado con los cadáveres cortando el cuello a cinco de ellos.

El grupo estaría compuesto en su mayoría por tunecinos pero también habría entre ellos argelinos, nigerinos y mauritanos.

El jefe de la célula habría impedido por falta de tiempo, pues pensaban que iban a ser detenidos, que uno de los terroristas se hiciese una foto de recuerdo sosteniendo en sus manos la cabeza de uno de los soldados.

En las operaciones posteriores a la detención de Mohamed Habib Amri se habría desmantelado parte de la infraestrcutura de apoyo con la que contaban en localidades de la provincia de Kasserine, donde fueron detenidas diez personas después de que los agentes asaltaran varias viviendas y mezquitas.

Las autoridades han informado de una detención, pero no han ofrecido más detalles, por lo que no hay confirmación oficial de lo que cuentan Mosaique y Attounissia.

El diario añade que el que probablemente es uno de los yihadistas más buscados de Túnez, Abú Iyadh, se encuentra o ha estado en los últimos días también en el monte Chaambi. Habría llegado a bordo de una motocicleta a visitar a los terroristas, según el testimonio de Amri.

Iyadh, líder de los salafistas de Ansar Sharía, está considerado uno de los líderes del ataque en septiembre de 2012 a la Embajada de Estados Unidos y la escuela americana en la capital tunecina. Fue rodeado por las Fuerzas de Seguridad en una mezquita del centro de la ciudad, pero sus partidarios se encargaron de que rompiera el cerco y desde entonces está fugado.

Túnez, que abrió la Primavera Árabe, afronta serias dificultades no solo por la presión de los salafistas sino también por los problemas por los que atraviesa el Gobierno liderado por los islamistas moderados de Ennahda, que vencieron en las elecciones de 2011.