El secreto del lago de Sevilla sepultado en época romana por un tsunami: «En él podría estar la Atlántida»
Ciro Alejandro Aníbal Soto publica 'Crónicas del hijo pródigo: el lenguaje de la guerra', una novela en la que aúna filosofía e historia y para la que ha estudiado el mito de Atlantis
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Iniciar sesiónCiro Alejandro Aníbal Soto esconde mucha historia tras sus 22 años. Su nombre es el vivo ejemplo de ello, pues evoca al fundador del imperio persa, al gran Alejandro Magno y al mayor enemigo de Roma; todo a la vez. Aunque sus horizontes ... van mucho más allá. Es filósofo de profesión, escritor de corazón y, en sus ratos libres, estudioso también de los episodios del pasado. En 'Crónicas del hijo pródigo: el lenguaje de la guerra' (Ediciones Algorfa) –una nueva novela de una saga que, promete, tendrá cuarenta libros– ha juntado todos estos rasgos en un cóctel perfecto que presenta estos días al público. Aunque todo se vertebra, o eso afirma el autor, en un mito tan famoso como el de la Atlántida, la urbe perdida sepultada por un diluvio. Y hoy, le preguntamos por ello...
–¿De dónde le viene el interés por las civilizaciones perdidas?
Esa idea de la civilización perdida es la base del proyecto desde el primer momento. No lo he incluido a posteriori; no he fabricado un mundo fantástico y he metido en él a la Atlántida. Siempre he estado interesado en el tema y he tenido la suerte de poder desarrollarlo en mi carrera universitaria. Tanto la parte histórica, como la más romántica y la posterior exageración por parte de Hollywood.
–¿Cómo la muestra en su obra?
Intento mostrar de dónde vienen los cánones y arquetipos de aquellas civilizaciones perdidas. Lo hago recogiendo el testigo de todos esos autores de finales del XIX y principios del XX, como el escritor de Conan. Ellos mezclaron sus ideas sobre culturas perdidas de Europa y Asia que no eran capaces de entender del todo y ofrecieron una explicación romantizada a través de Atlantis o Lemuria. Yo creo un continente fantástico, pero no solo para introducir personajes fantásticos, sino para incluir referencias a diferentes mitologías; desde Hiperbórea hasta el Jardín del Edén.
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–¿Quién creó el mito de la Atlántida?
La mayor y única fuente que menciona Atlantis es Platón. Él, a su vez, narra que a Solón le contaron este mito los sacerdotes egipcios. Le decían que era una civilización 9.000 años anterior a ellos, que estuvo en guerra con Atenas, que era prodigiosa, que tenía reyes gemelos y que su ciudad más importante, la capital, estaba más allá de las columnas de Hércules. De ella explicó que era una urbe formada por tres círculos concéntricos y un canal que la atravesaba; también que sus sacerdotes rendían culto a Poseidón y que sus animales más importantes eran el caballo y el toro. Ese es el origen del mito, pero, a partir de ese punto, han surgido muchísimos estudios sobre el tema.
–¿Alguno que le llame especialmente la atención?
El de Michael Donnellan, un inglés que está investigando en Sevilla y en Cádiz todo el tema de Atlantis. Él apunta que existe una estrecha relación entre la cultura tartésica y la ciudad. Los indicios están y ofrecen indicaciones de dónde estaba ubicada: el caballo, el toro, las columnas de Hércules...
–Pero no es la única...
Sí. Existen diferentes teorías sobre la ubicación y la temporalidad. Yo uso la que afirma que la Atlántida existió 9.000 años antes de Platón. En la misma, el diluvio coincidiría con el hundimiento de la ciudad, y se correspondería con el deshielo de la última glaciación. Pero hay otra que determina que los egipcios no contaban en años, sino en meses, por las crecidas del Nilo. Sobre esta idea, algunos expertos sostienen que la fecha a la que se refería el autor era, en realidad, el 1177 a.C. Y ese año se corresponde con el auge de los llamados Pueblos del Mar.
–¿Qué tienen que ver ambos conceptos?
Bueno, para empezar hay que explicar que, por pueblos del mar, entendemos las diferentes civilizaciones piratas que arrasaron las culturas del Mediterráneo en el siglo XII. Un ejemplo fue el imperio hitita, que se enfrentó a ellos, o Egipto, que logró frenar su ímpetu. La teoría sostiene que la Atlántida pudo tener que ver con esos pueblos que se lanzaron a los mares y que esgrimían que no tenían patria. Es posible que se haya mitificado esa idea.
–¿Con qué teoría se queda usted?
Históricamente, que no para el libro, me quedo con la que afirma que la Atlántida estuvo relacionada con Tartessos. Tiene sentido. Además, me gusta esa idea de que pudo haber estado en Sevilla, en lo que los romanos llamaban el Lacus Ligustinus, y que podría haber quedado sepultada por un tsunami. Coincide con lo que dice Platón: que, tras aquel desastre natural, las aguas quedaron impracticables y embarradas. Eso fue lo que ocurrió en esa parte de Andalucía. Pero también es posible que fuera una civilización comercial que desarrolló sus actividades empresariales a lo largo de todo el Mediterráneo.
–Háblenos más de este lago...
El Lago Ligustino era la denominación romana de un lago con salida al atlántico ubicado en el suroeste de la península. Algunos investigadores como Michael Donnellan teorizan sobre una posible relación con el mito de Atlantis, ya que Platon afirma que tras el famoso cataclismo las aguas quedaron 'impracticables' y esto puede coincidir con la tierra que se encuentra más allá del antiguo estrecho que hubo en este lago entre las actuales Coria del rio y Dos Hermanas.
Crónicas del hijo pródigo: el lenguaje de la guerra
- Precio 18,05 euros
- Editorial Ediciones Algorfa
- Páginas 384 páginas
–¿Es importante en este sentido que Platón mencionase una ciudad formada por tres círculos concéntricos?
Sí, porque en todo el Mediterráneo se ven ciudades de ese estilo. De forma principal, en el sur de la Península Ibérica. Aunque hay que tener claro que el que hubiera urbes similares a lo largo de toda la costa no significa que Atlantis fuera un imperio increíble. Eso es una exageración. No hace falta romantizar ni mitificar las fuentes. Pudo haber sido un pueblo comercial que se lanzó a los mares, como los fenicios.
–¿De dónde viene esa idea de la Atlántida sumergida?
Una exageración de Hollywood. Yo estoy muy alejado de esa Atlántida. La mía no es la típica ciudad bajo las aguas que se muestra en las películas. Es un continente fantástico con muchas culturas y, dentro de él, está Atlantis. Me inspiro en cierto modo en Platón a la hora de describir cómo se construían las ciudades y cómo funcionaban los gobiernos.
–También trata en su obra la caída del Imperio romano, una época en la que está especializado su padre, el medievalista José Soto Chica...
Me gusta mucho esa época. Adoro ese mundo medieval, de feudalismo, de reyes, post-caída del imperio, con todos los pueblos de las estepas entrando en nuestra civilización latina. El período alberga un punto de romántico porque los romanos estaban dolidos por lo que habían sido, y ya no. Uno de los paralelismos más grandes de mi obra es precisamente con la 'Urbs eterna'. Cuando construyo mi Atlantis, me baso en este período. No verás grandes señores, castillos colosales o reinos inmensos; ves un mundo desestructurado que tiene un poso del último imperio en caer.
Sinopsis
En aquellos tiempos, antes de que los océanos devoraran el Atlantis y el diluvio anegara la tierra, cumplía en aquel mundo el grueso de su castigo bajo la marca del Pánico y las Lágrimas El Hijo Pródigo, a quien pese a todos sus nombres ya solo le queda este infame título. En esta historia, primer acercamiento a esta Divina Tragedia, descubriremos Arzawa desde los ojos de un curioso mago que sospecha que el mundo oculta un pasado épico tras las leyendas y religiones. Comenzará su investigación, leyendo las historias que rodean a Nenrod, el nacido de la guerra, un valaing, raza asociada a este legendario mundo antiguo, y que su contemporáneo tiempo trata de aniquilar. Nenrod, un día, recibirá la invitación de un profeta, pero él conoce bien la sordidez del mundo. Será su maestro quién tendrá que guiarle en su camino para conocer «El lenguaje de la guerra» y cómo usarlo para cumplir con su deber.
–¿Toca las verdaderas causas de la caída del Imperio romano?
Bueno, un poco. El experto es mi padre. Su libro 'El águila y los cuervos' trata de eso. Uso esa idea de que Roma no cayó tan solo por los bárbaros, sino por otros muchos factores que no están muy estudiados. Desde la corrupción, hasta las élites más ricas.
–¿Cuáles son sus influencias más claras a nivel literario?
Tolkien. Mi acercamiento con él fue muy temprano y curioso. No empecé leyendo 'El Hobbit' o el 'Señor de los Anillos'; lo hice con los 'Los hijos de Húrin' y, a la postre, con el 'Silmarillion'. De hecho, no me he terminado el 'Señor de los Anillos'. Otra influencia, esta por parte de mi padre, fue Conan. Está muy relacionado con los temas de los que estamos hablando: esa idea romántica de un mundo fuerte, inteligente, con reminiscencias de Nietzsche. Todo ello es clave a la hora de entender mi fantasía. A nivel más moderno tienes a Kentaro Miura con 'Berserk', y videojuegos como la saga 'Dark Souls'.
–¿Rompe moldes?
Mi mundo tiene una gran profundidad, lo que se llama 'lore'. No ves solo 'espada y brujería', como se le llamaba al género de Conan –una fantasía más cruda, centrada en los personajes y su psicología oscura–. El mio es también un mundo de brujería, monstruos... y grises. Tiranos con los que puedes empatizar, héroes con métodos oscuros... La referencia más cercana sería George R. R. Martin.
–¿Se desmarca además de sus influencias más clásicas?
Sí. Aunque es mi influencia principal, me desmarco del estilo de Tolkien. No encuentras un mundo de elfos y similares. Los pocos parecidos que había he intentado desligarlos. La civilización que podrían parecerse a los elfos, en mi universo, referencian al mundo antiguo. A cambio te encuentras a los osirios, basados en los romanos, los griegos y los egipcios. Mis enanos, a los que llamo menudos, me ayudab a abordar ese punto común de la fantasía con la tecnología. Hay reminiscencias, pero no similitudes. No soy la copia de la copia, eso aburriría al lector y a mí.
–Afirma que este es el primer libro de una larga saga...
Es un proyecto muy ambicioso, de no menos de treinta libros. Estoy a punto de terminar el cuarto. Me gustaría marcar que es una saga donde el lector tiene que estar preparado para encontrar referencias y detallitos que le hagan saber que está dentro de un proyecto muy grande. Tengo cientos de páginas de apuntes.
–¿Qué importancia tiene la filosofía en su obra?
Es clave en la obra. Pero que la gente no tenga miedo, no es un peñazo. Decidí que la personalidad de los personajes se iba a desarrollar en eventos, pero en conversaciones iguales al modelo platónico. Cada uno cuenta con un contexto filosófico importante. Intento que hablen de conceptos como el honor, la victoria, la guerra... Como lector ves cómo evolucionan.
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