La «grandiosa» iglesia y hospital contra la peste que presidió la Puerta del Sol durante 500 años
Las obras de la estación de Cercanías de la céntrica plaza madrileña sacaron a la luz los restos de la cimentación del antiguo templo del Buen Suceso, construido en el siglo XV. Y allí estuvo durante varios siglos sufriendo reformas y guerras como de la Independencia contra los franceses, hasta que tuvo que ser demolida en 1854
Cuadtro de Luis Paret con la Puerta del Sol , en 1773 y la iglesia del Buen Suceso en el centro
En junio de 2006, las obras que el Ministerio de Fomento estaba llevando a cabo en la Puerta del Sol , para construir la actual estación de Cercanías, sacaron a la luz los restos de la cimentación de una antigua iglesia que hizo las veces ... de hospital desde el siglo XV. Y aunque los técnicos de la Dirección General de Patrimonio Histórico ya habían barajado la posibilidad de que pudieran aparecer, la mayoría de los madrileños se llevaron una sorpresa.
Son muy pocos los que saben hoy que en el centro de la plaza más famosa del país hubo, hasta hace no mucho, un gigantesco templo y un hospital durante más de 500 años. Mesonero Romanos le dedicó un apartado en su libro 'El antiguo Madrid' , publicado en 1861, siete años después de su demolición. En la página 265 de este «paseo histórico», el escritor y periodista llega primero a la Puerta del Sol, «ese sitio famoso que durante un tiempo fue el confín oriental de la antigua villa y hoy centro privilegiado de la moderna [...]. Foco donde irradia la gran estrella que en derredor fue formando con los siglos las principales calles de la población».
Contaba después Mesonero que al comienzo de la Carrera de San Jerónimo, la misma que actualmente conduce hasta el congreso de los Diputados, había antiguamente una ermita dedicada a San Andrés . Al lado de esta, Juan II de Trastámara ordenó construir, en 1438, un hospital para socorrer y curar a los contagiados por la peste negra que estaba arrasando la ciudad aquel año. Una pandemia que había surgido en China un siglo antes y que, después de llegar a Constantinopla, asoló el norte de África, Italia, Francia y España, causando ochenta millones de muertos en toda Europa hasta 1353.
La peste en Madrid
En la Península Ibérica fallecieron 3,5 millones. En Madrid, a donde llegó por primera vez en 1348, acabó con con más del 70% de la población solo en aquel año por las pésimas condiciones higiénicas, la mala alimentación y la falta de medios médicos. Fue una enfermedad sin precedentes que causaba fiebre, vómitos e inflamación de los nódulos linfáticos en ingles, axilas y cuello, hasta provocar la muerte.
Cuando se produjo el segundo brote aquel 1438, solo entre abril y noviembre murieron en la capital más de 5.000 personas, una cuarta parte de su población. Fue entonces cuando Juan II construyó este hospital, justo entre las actuales calles de Alcalá y la Carrera de San Jerónimo, en el lugar donde hace pocos años se ubicaba el famoso anuncio de Tío Pepe y que actualmente alberga la tienda de Apple . Y aunque hoy nos pueda parecer extraño, como apuntaba Mesonero Romanos era el sitio perfecto, porque la gran explanada todavía quedaba fuera de los límites de la muralla de la capital y era el sitio idóneo para atender a las víctimas de una enfermedad altamente contagiosa como aquella.
Fotografía de Juan Laurent (hacia 1870) tomada tras la reforma de la plaza.
En 1529, Carlos I de España decidió reconstruirlo y otorgarle el título de Hospital Real de la Corte, que fue refrendado por el Papa Clemente II con una bula. Se trataba de un conjunto de construcciones variopintas, entre las que estaban la antigua ermita, algunas viviendas y corrales y el humilladero, todo ello organizado alrededor de un patio que, a partir de ese momento, se dedicó a curar a los soldados y a la servidumbre de la Casa Real, así como a cualquier ciudadano que sufriera un accidente. Y contaba, además, con una guardia permanente de personal sanitario para atender las urgencias. «Puede afirmarse que el hospital fue la primera casa de socorro que existió en Madrid», aseguraba Carlos Luís de Cuenca, en 1898, en «La Ilustración Española y Americana».
El «buen suceso» del Papa
Las obras del que sería el nuevo edificio para el hospital, sin embargo, no finalizaron hasta 1561, durante el reinado de Felipe II , mientras que las de la iglesia, hasta 1607, con Felipe III . «Se ha labrado un edificio grandioso, puesto en lo mejor de Madrid a la puerta que llaman del Sol», escribió en 1633 el humanista e historiador Francisco de Herrera Maldonado. Los primeros diseños de ambos edificios fueron realizados por Juan de Herrera , el famoso arquitecto responsable del Monasterio de El Escorial. Pero como su salud fue empeorando, fue Francisco de Mora quien llevó sobre sus hombros la principal carga de las obras, según la documentación de la Junta del Patronato Real.
Mesonero Romanos afirma que el nombre de «Buen Suceso» no lo recibió hasta principios del siglo XVII, debido a una Virgen traída de Roma por Gabriel de Fontanet, encargado de la enfermería y miembro de la orden fundada por Fray Bernardino de Obregón, la misma que se encargada de atender a los hospitales madrileños. Había ido hasta la capital italiana para solicitar la autorización del Papa Pablo V para extender la labor de su orden por toda España y, en una cueva en la que se resguardo de una tormenta durante el camino, se encontró la imagen. Al contarle el hallazgo, el Pontífice el Papa lo calificó de «buen suceso». Y así la bautizó antes de colocarla en la enfermería, en 1607, de donde pasó después al altar mayor.
Esta pequeña imagen se convirtió rápidamente en objeto de gran devoción por parte de los madrileños y de la Familia Real. Prueba de ellos es que, en 1618, Felipe III envió dos carabelas al Estrecho de Magallanes a las que bautizó como la Virgen de Atocha y la Virgen del Buen Suceso. Eso no ayudó a que la iglesia tuviera una vida tranquila. Los problemas fueron constantes desde su construcción y en 1693 ya eran verdaderamente preocupantes. Se realizaron algunas reparaciones de urgencia, pero dos años después el edificio amenazaba ruina.
La supervivencia
Se plantearon dos posibilidades para salvarla. La primera era mantener la planta del edificio antiguo y la segunda, ampliarla a costa de la lonja, añadiendo un tramo a los pies de la nave principal y las correspondientes capillas laterales. Finalmente optaron por la última, ya que cada vez asistía a misa más gente y era necesaria una ampliación. Eso obligó a levantar una nueva fachada y a modificar la cúpula, pero en la entrada sobrevivió, bajo un arco de medio punto entre dinteles, la antigua portada dórica con los escudos reales.
El encargado de los trabajos fue el Maestro Mayor de las Obras Reales, José del Olmo , que tuvo que reedificar prácticamente la iglesia del anterior responsable, Francisco de Mora. Llegó a modificar la disposición del templo original, pero logró que se mantuviera acorde con el modelo anterior. Durante los tres años siguientes se terminó la cúpula y, en 1700, se acabó el edificio, que vivió en relativa paz durante un siglo, con una afluencia masiva de feligreses a medida que la Puerta del Sol iba ganando peso como centro de la capital.
Fuente del Buen Suceso y plaza a comienzos del siglo xix
El 2 de mayo de 1808, sin embargo, Madrid fue tomada por las tropas de Napoleón . La ciudad entera saltó por los aires y dio comienzo la Guerra de Independencia. «No se oían más voces que ¡armas, armas, armas! Los que no vociferaban en las calles, vociferaban en los balcones. Y si un momento antes la mitad de los madrileños eran simplemente curiosos, después de la aparición de la artillería todos fueron actores», contaba Benito Pérez Galdós en sus «Episodios Nacionales» . La consecuencia fue que tanto la fachada de la iglesia como su interior fueron saqueados. Y el retablo central, destruido.
De templo a cuartel
En 1809, José Bonaparte convirtió el templo en un cuartel y un hospital para sus tropas. Todas las propiedades fueron requisadas y la Virgen, que milagrosamente se había salvado, fue trasladada a la cercana iglesia del Carmen. No pudo regresar a la Puerta del Sol hasta 1813, cuando el Rey francés salió por fin de Madrid tras la derrota de su Ejército. La iglesia siguió con sus funciones religiosas y tuvo que ser reformada en varias ocasiones, pero a estas alturas ya estaba muy deteriorada y, en 1854, las autoridades ordenaron demolerla. Los trabajos comenzaron el 24 de febrero.
«Parece que la gran obra de ensanche de la Puerta del Sol comenzará en mayo. Más de veinte edificios se vendrán a tierra, entre ellos, la iglesia del Buen Suceso y todas las casas que forman la esquina entre dicha plaza y la calle del Arenal hasta la casa de los condes de Oñate. El derribo empezará precisamente por esta iglesia. La Reina ha manifestado deseos de que, en este mismo punto, se construya otro templo que mire de frente a la plaza», contaba «La Nación» dos días antes del comienzo de las obras. Y añadía al día siguiente «El Clamor Público» : «Parece que ya han empezado a deshacerse los altares del Buen Suceso. La iglesia quedará cerrada al público y la misa de dos se dirá ya en otro templo».
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