El Supremo da la razón a Alicia y Esther Koplowitz, no tienen un hermano secreto

Hace tres años cuando Ramón comenzó esta travesía por el desierto, no aportó ninguna prueba sobre la maternidad reclamada, por lo que su demanda, fue inadmitida a trámite por el Juzgado de Primera Instancia núm. 71 de Madrid. Sorprendentemente, la Sección 22ª (de refuerzo) de la Audiencia Provincial de Madrid le ordenó admitirla. Puesto que el demandante siguió sin aportar prueba indiciaria alguna. El 29 de septiembre de 2020 se dictó sentencia desestimando la demanda, tras rechazar la petición del demandante de que se practicase una prueba biológica de comparación de su ADN con los de Esther y Alicia Koplowitz, para dilucidar si éstas y aquel eran hermanos por parte de madre. Ramón fue condenado a costas.

Pero la cosa no paró ahí, e interpuso un recurso de apelación ante la misma Sección 22ª de la Audiencia Provincial de Madrid, reiterando la petición de que se practicase dicha prueba biológica. Dicha Sección ordenó la práctica de esa prueba. Las hermanas Koplowitz, atendieron la petición del tribunal y se sometieron a la referida prueba de ADN. El resultado de ésta fue un dictamen del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses que concluyó: «Se puede excluir que don Ramón Ignacio García García comparta línea materna con doña Esther y doña Alicia Koplowitz Romero de Juseu».

Consecuentemente, la Sección 22ª de la Audiencia Provincial de Madrid, en Sentencia de 9 de septiembre de 2022, confirmó la sentencia del Juzgado que había desestimado la demanda, con una nueva condena a Ramón García a soportar las costas del proceso, al apreciar el Tribunal temeridad en dicho demandante. Finalmente, los recursos extraordinarios interpuestos por este ante al Tribunal Supremo también han sido inadmitidos y nuevamente ha sido condenado al pago de las costas.

Los abogados de Esther y Alicia Koplowitz, procederán a ejecutar las condenas sobre las costas, y estudiarán cualquier medida adicional para que no vuelva a suceder que se interpongan frente a ellas demandas tan dolorosas como absolutamente infundadas, ni que se prolonguen los consiguientes procesos, pese a la ausencia del más mínimo indicio probatorio.