Pintadas de 'ladrona' y 'estafadora': el infierno de Chiara Ferragni

Al parecer, la publicidad del producto y los precios más elevados indujeron a los consumidores a pensar que al comprar el pastel estaban contribuyendo a una organización benéfica para la investigación del cáncer de huesos en un hospital de Turín, y también que la propia Ferragni estaba haciendo donaciones. Aunque la realidad es que Balocco realizó tan sólo un pago único de 50.000 euros al hospital meses antes del lanzamiento del Ferragni Pandoro, por lo que las ventas del producto no tuvieron efecto en las donaciones benéficas, tal y como afirmó el regulador.

Días más tarde, la propia Chiara Ferragni reconoció que se había tratado de un «error de comunicación» y que donará un millón de euros a un hospital infantil: «Me doy cuenta de que he cometido un error de comunicación. Mi error, de buena fe, fue vincular, a través de las comunicaciones, una actividad comercial con una benéfica», explicó en un vídeo publicado a través de sus perfiles en redes sociales. «Devolveré un millón de euros al Hospital Regina Margherita para la cura de niños (...) Este error lo atesoraré en un futuro separando completamente cualquier actividad benéfica, que siempre he hecho y seguiré haciendo, de actividades comerciales», añadió. Aunque la italiana calificó de «desproporcionada e injusta» la multa y reveló que recurrirá ante la justicia.

Abandonó Instagram el pasado 18 de diciembre tras el escándalo en torno a sus actividades benéficas y no regresó hasta el pasado 3 de enero, cuando la mujer de Fedez publicó un mensaje asegurando que durante ese tiempo había extrañado mucho a sus más de 29 millones de seguidores en la red social. «Una cosa quiero decir. Querría dar las gracias a todos aquellos que en estos días han estado a mi lado y me han dedicado buenas palabras para apoyarme. Quiero dar las gracias a todos los que me han mandado un mensaje o un MD, que me han preguntado cómo estaba, que me han animado a volver a las redes sociales», declaró.

Pese a reconocer su error e intentar enmendarlo, muchos no perdonan y no han dudado en iniciar una campaña de desprestigio contra la influencer. Hasta tal punto que la tienda de moda que posee en la céntrica Vía del Babuino, en Roma, ha sufrido el ataque de unos vándalos que pintaron en la fachada distintos insultos como «ladrona» o «estafadora». Además de sufrir una importante bajada de seguidores en sus redes sociales.