Kate cede terreno ante Guillermo en la batalla por la popularidad: estos son los motivos
Según la última encuesta de la consultora YouGov, el heredero de Windsor es ahora el miembro más popular de la Familia Real británica
Kate Middleton, ante un gran cambio tras la renuncia de su persona de confianza
Corresponsal en Londres
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Iniciar sesiónEl 14 de junio de este año, Londres se vistió de gala para celebrar un año más el «Trooping the Colour», el desfile militar que cada año marca el cumpleaños oficial del Rey. Miles de personas se congregaron a lo largo del Mall, ... ondeando banderas y aguardando el paso de los carruajes que transportaban a la familia real. La expectación, sin embargo, no estaba centrada en Carlos III, sino en la figura que emergía tras una larga ausencia: Catalina, princesa de Gales. Vestida con su característica y sobria elegancia, acompañada por sus hijos, saludó con una sonrisa contenida desde la carroza. Era su esperada aparición pública tras anunciar, semanas antes, que su cáncer estaba en remisión. Los aplausos que se alzaron en aquel momento confirmaron que su regreso se había convertido en un acontecimiento nacional.
Para muchos británicos, la imagen de Catalina en el «Trooping the Colour» simbolizó la continuidad de la institución en un tiempo de incertidumbre. No era solo la recuperación de una princesa, sino la constatación de que la familia real seguía contando con su miembro más querido y admirado. No sorprende que en febrero, en pleno eco de la noticia sobre su estado de salud, liderara el sondeo de favorabilidad de YouGov, consolidándose así una vez más en los sondeos como el rostro más querido de la monarquía.
Sin embargo, la última encuesta de la consultora ha introducido un matiz inesperado. Catalina mantiene un sólido 71% de opiniones positivas, pero ha cedido el primer puesto a su marido, el príncipe Guillermo, heredero al trono y con un 74% es ahora mismo el miembro más popular de la familia. La diferencia es mínima, pero simbólica, ya que es cuando menos llamativo que el príncipe se sitúe por encima de su pareja, que durante años ha encarnado la modernidad y la cercanía de la institución.
¿Por qué sube Guillermo?
Los analistas coinciden en que no se trata de un descenso de la princesa, sino de un ascenso de su esposo. Según la prensa local, la estima pública hacia Guillermo tiene raíces profundas, cultivadas desde su juventud como hijo mayor de Diana de Gales. Pero en el último año, su imagen se ha transformado: ya no es solo el heredero serio y contenido, sino también el marido que ha acompañado a Catalina en la enfermedad, el padre que ha sostenido a sus hijos en los meses difíciles, el hijo que también ha apoyado a su padre, también con cáncer, y el príncipe que pese a todo no abandonó sus obligaciones oficiales. Los analistas reales coinciden en que esta mezcla de vulnerabilidad y responsabilidad ha reforzado su atractivo.
El peso de Catalina, en todo caso, sigue siendo determinante. Una encuesta publicada en julio por el «Daily Mirror» reveló que el 78% de los británicos considera que la monarquía no sería hoy tan relevante sin ella. De las más de 21.000 personas encuestadas, más de 16.000 afirmaron que la supervivencia de la institución está directamente vinculada a su figura, y los datos sitúan a la princesa como el mayor activo de la casa real, una mujer capaz de modernizar la imagen de la corona sin quebrar su tradición.
En paralelo, la tabla de popularidad refleja otros equilibrios. La princesa Ana, hermana del rey, mantiene un 70% de opiniones positivas, fruto de una vida de servicio marcada por la discreción y la constancia. Carlos III conserva un 59% de apoyo, en línea con el 62% que aprueba su desempeño. Se trata de un respaldo mayoritario, pero menos entusiasta, que sitúa al monarca en un terreno estable aunque lejos del magnetismo de su hijo y su nuera.
El panorama se ensombrece con las figuras más controvertidas. El príncipe Andrés permanece en el último puesto, con apenas un 5% de opiniones favorables frente a un 87% negativas, y es previsible que tras la publicación, el pasado 14 de agosto, de un libro sobre su figura cargado de polémica e historias para no dormir, su reputación caiga aún más. La publicación, con acusaciones sobre su relación con Jeffrey Epstein y la sugerencia de que servicios de inteligencia extranjeros podrían disponer de material comprometedor han reforzado esa percepción.
Tampoco mejoran los datos de Enrique y Meghan Markle. El duque de Sussex cuenta con un 28% de apoyo y la duquesa con apenas un 20%, uno de sus mínimos históricos. La división es generacional: entre los jóvenes de 18 a 24 años, Enrique alcanza un 33% y Meghan un 25%, pero entre los mayores de 65 ambos caen por debajo del 20%.
Más allá de las figuras individuales, los británicos mantienen una valoración mayoritariamente positiva de la monarquía. El 62% se muestra favorable hacia la familia real en su conjunto y un 58% apoya la institución como tal. Dos tercios de los ciudadanos, un 65%, creen que el Reino Unido debe seguir siendo una monarquía, frente a un 23% que prefiere un jefe de Estado electo. El respaldo es casi unánime entre los votantes conservadores (89%) y de Reform UK (76%), aunque también mayoritario entre laboristas (57%) y liberaldemócratas (67%). Sólo entre los votantes Verdes la opción republicana se acerca a la mayoría.
Las diferencias se acentúan entre generaciones. Mientras el 81% de los mayores de 65 años respalda la continuidad de la monarquía, solo un 41% de los jóvenes de entre 18 y 24 comparte esa opinión, prácticamente empatados con quienes prefieren una república (42%). También en percepciones simbólicas la brecha es clara: un 59% de la población general cree que la monarquía es positiva para el país, pero entre los más jóvenes la cifra desciende al 36%. Apenas un 27% de ellos dice sentirse orgulloso de la institución, frente a un 28% que admite sentirse avergonzado.
Delicado equilibrio
En este marco, el ascenso de Guillermo al primer lugar de popularidad puede leerse como un síntoma del delicado equilibrio en el que se sostiene hoy la corona británica. Catalina sigue siendo la figura indispensable, la mujer que moderniza y acerca la monarquía, mientras que Guillermo se ha convertido en el heredero que proyecta solidez sin perder humanidad. Juntos conforman el principal sostén de la institución, la pareja sobre la que descansa buena parte de su legitimidad. El desafío para la monarquía, más allá de los aplausos en 'Trooping the Colour' o de las encuestas puntuales, radica en seducir a una generación joven cada vez más distante. Y, en esa tarea, la combinación de resiliencia y vulnerabilidad que encarnan los príncipes de Gales, sobre todo en este período de adversidad personal, aparece como la última carta de continuidad en una monarquía que todavía conserva un respaldo mayoritario, pero que no puede permitirse vivir de inercias.
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