«El doctor que atendió a Mainat dijo que su sobredosis de insulina era una tentativa de suicidio o de homicidio»

La investigación comenzó después de que el hijo del productor, Pol Mainat, formalizase una denuncia en la comisaría de Sarrià-Sant Gervasi al sospechar que Dobrowolski había intentando asesinar a su padre con una sobredosis de insulina. Aunque la primera valoración de la doctora de urgencias que lo atendió no fue ésta, sí la del especialista que lo hizo horas después. Esta mañana, durante la segunda sesión del juicio en la Audiencia de Barcelona, este segundo médico ha certificado que la bajada del nivel de azúcar que el exintegrante de La Trinca sufrió en sólo media hora -de 110 a 47- fue «rápida y severa». Ocurrió, según el glucómetro que registró los datos y que habría usado la acusada para monitorizar su estado, entre la 1.19 y las 2.41 horas. A pesar de ello, no fue hasta casi las cuatro de la madrugada cuando llamó a Emergencias.

La tesis de la Fiscalía es que Ángela, tras espiar el correo de su aún marido y descubrir que, tras el inminente divorcio, quedaba excluida de la herencia, decidió matarlo, inyectándole insulina. La tarde previa, Mainat le había comunicado que iniciaría los trámites para la separación, por lo que ella reaccionó muy mal, según indicó ayer él mismo ante la sala. Ya de madrugada, sobre las 2, lo despertó con la excusa de administrarle dos inyecciones de una sustancia adelgazante. Antes le había pinchado otras dos veces. El productor, que dormía, aceptó para evitar otra discusión.

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Aquella noche, según captaron las cámaras de seguridad de la casa, Ángela hizo 13 o 14 viajes a la cocina, ha recordado el inspector de la Policía catalana. En días anteriores, no se había salido ni una sola vez de su habitación. Cuando una primera ambulancia llegó a la casa, Mainat «estaba en la cama, en coma, con respiración muy superficial. Nos dio la sensación inicial de que podía haber fallecido», ha certificado una de las sanitarias que lo atendió.

Dobrowolski, también en lugar, les dijo que era diabético, pero que no se inyectaba insulina, y aseguró que había intentado darle algo de comer para estabilizarlo -lo que, según las imágenes y el propio afectado, no es cierto-. También que le había pinchado hormona del crecimiento y testosterona y él así lo confirmó entonces, una vez recuperado. La misma doctora pidió a los niños del matrimonio que buscasen algo de azúcar en la cocina y éstos le facilitaron un helado. El comportamiento de Ángela durante la intervención del SEM fue de un nerviosismo «excesivo». Tanto, que la responsable del servicio le advirtió: «Si no te calmas, llamaré a la Policía». «Interfería -en la atención- diciendo que estudiaba medicina. Tuve que apartarla y decirle que se tranquilizase», ha detallado la testigo.

Antes de que otra ambulancia trasladase a Mainat a un centro médico, Ángela había llamado a una de las empleadas de la casa, que hasta allí se desplazó. El productor, al verla, le dijo: «Ha intentado matarme», a lo que Ángela reaccionó con un 'no digas tonterías'. Tras pasar por el hospital, aunque poco rato, Dobrowolski regresó al domicilio familiar, «muy nerviosa». Pidió a otra de las trabajadoras, que ya había comenzado su turno, que no sacase la basura de la habitación, para encargarse ella, y luego salió con las bolsas y dijo que iba a «fumarse un porro». Tras ello, le pidió que preparase café porque «iba a venir la Policía».

La explicación que dio a ambas empleadas fue que «José María [Mainat] había tenido un bajón de azúcar y que ella había intentado salvarlo». Tanto el productor, como su hijo, detallaron ayer que ya se habían producido episodios violentos de Dobrowolski hacia su pareja con anterioridad, aunque éste no lo había denunciado.

Tras el suceso, cuando Pol sí lo hizo, los Mossos acudieron a la vivienda de Mainat, una vez recibió el alta, y este les entregó el glucómetro así como las imágenes de las cámaras que captaron, según el inspector, «que Ángela no tiene una actitud normal» y que aquella madrugada «se levanta y va 13 o 14 veces a la cocina y hace una serie de manipulaciones». Que serían las de las inyecciones que se encontraban en la nevera.

Otra de las testigos, de la compañía del medicamento que sí se inyectaba Mainat para adelgazar, ha certificado que para haber sufrido una hipoglucemia con éste tendrían que haberle pinchado 24 veces. Aquella noche Ángela lo hizo en cuatro ocasiones. Es decir, avala la hipótesis médica de que le habría inyectado insulina y no los fármacos que le dijo.

El juicio continuará mañana miércoles, con la declaración de un último testigo y con las periciales.