La decisión de la reina Margarita de quitarle los títulos a sus nietos, es irrevocable

La princesa Athena, de diez años, y el príncipe Henrik, de 13, que viven con sus padres en París en condiciones bastante discretas, han aparecido en todos los medios de comunicación sin que sus padres tuviesen ocasión de prepararlos para el cambio y han sido víctimas de burlas en el colegio. Athena ha sufrido un choque emocional al saber que a partir de 2023 tendrá que cambiar de nombre y ya no se podrá llamar Athena de Dinamarca, como hasta ahora. «Me pregunta cómo es posible que vaya a tener un nombre diferente al de su familia y al de su padre», ha denunciado el príncipe Joaquín en una entrevista.

Su esposa, la princesa Marie, critica que «es una cosa muy seria quitarle el nombre a un niño, se trata de sus nombres, no de los títulos. Athena y Henrik de Dinamarca. Esos son sus nombres«. Aunque la razón argumentada públicamente por la reina fue modernizar y abaratar la institución, adaptándola a los tiempos, a la vez que «crear el marco para que los cuatro nietos den forma a sus propias vidas» sin las restricciones que impone la realeza, la princesa Marie ha sugerido que se trata de un castigo y que las relaciones con la reina son «más complicadas» de lo que pudiera parecer.

La prensa danesa sugiere que se habían distanciado después de que la pareja mostrase en la intimidad cierta comprensión y simpatía por la decisión del príncipe consorte Henrik, que causó escándalo por decir que no quería sen enterrado con su esposa. La reacción de la reina fue «severa», según medios que citan fuentes de la casa real.

Una entrevista concedida por los príncipes Joaquín y Marie al periódico danés Ekstra Bladet ha causado además una reacción popular muy crítica con la reina, que sin retractarse de su decisión ha lamentado haber «subestimado hasta qué punto su hijo pequeño y su familia se han sentido afectados» y ha confiado en «como familia, poder encontrar la manera de superar esta situación».

Si bien un sondeo de Voxmeter señalaba el pasado fin de semana que el 50,6% de los daneses apoyaba la decisión de la reina y solamente el 23,3% estaba en contra, este último porcentaje ha subido hasta rozar el 40% después de que los padres expresasen su pesar por la situación en la que se han visto envueltos los niños. El historiador Olden Jorgensen ha justificado que la reina haya «decidido sabiamente encargarse de esta tarea y no dejársela a su sucesor, porque resultará mucho más fácil para ella que para su hijo, que tendría que hacérselo a su hermano».