Carlos III incumple una de las últimas voluntades de su madre: compra el silencio de su mejor amiga
A cambio, el monarca le ha concedido el usufructo de una propiedad cerca de Sheffield
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F. B.
Madrid
Con el paso de los años, se convirtió en una de sus mayores confidentes. La difunta Reina Isabel II y la diseñadora de moda Angela Kelly (65 años) se conocieron por casualidad en un viaje que la soberana británica hizo a Alemania, país ... en el que, por aquel entonces, Kelly trabajaba como ama de llaves en el inmueble del embajador de Reino Unido. En esa visita oficial, mantuvieron una conversación en la que le expresó que quería volver al país que le vio nacer. Deseo que la diseñadora de moda cumplió un año después al ser contratada por Isabel II como ayudante de vestuario.
La complicidad entre ellas era envidiable. Tanto que, en 2002, la monarca creó un cargo para Angela Kelly. En él, la modista era la responsable de cuidar hasta el más mínimo detalle de sus apariciones públicas en cuanto a indumentaria se refiere. Sobre el papel, era Ayudante Personal, Asesora y Comisaria de Joyería, Insignias y Vestuario. El hecho de pasar tantas horas juntas hizo que se convirtiesen en inseparables. Prueba de ello es que pasaron el confinamiento juntas, en el castillo de Windsor, durante los agónicos meses en los que estalló la pandemia.
«Me ha permitido ser una persona cercana a ella, aunque nunca me paso de la raya. Solemos hablar de ropa, maquillaje y joyas como dos mujeres normales», explicó la estilista hace unos años. Durante ese tiempo, la reina mostró la confianza que tenía depositada en ella llegando a condecorarla con las insignias de la Real Orden Victoriana, que distinguen los servicios del personal de la familia real británica. Aunque el culmen de su relación llegó cuando la soberana dio luz verde a la publicación de 'La otra cara de la moneda', un libro en el que Kelly habla de sus vivencias al lado de Isabel II. Algo inaudito hasta aquel momento.
Según publicó entonces el periódico británico 'Daily Mail', el último gesto que tuvo Isabel II con Kelly fue el de asegurarse que a su fallecimiento la diseñadora de moda seguiría disfrutando de un apartamento del castillo de Windsor, en el que vivió durante los últimos años para estar cerca de la monarca. Un deseo que no se ha llegado a cumplir pues, esta semana la modista ha sido realojada por Carlos III por no formar parte del personal de palacio.
Al parecer, el nuevo monarca le ha concedido el usufructo de una propiedad cerca de Sheffield a cambio de que no revele nada ni conceda ninguna entrevista contando anécdotas sobre los años que pasó como confidente su gran amiga Isabel II. El pasado martes 23 de mayo Kelly tuvo que abandonar definitivamente su residencia en Windsor después de que se cambiaran las cerraduras de los apartamentos reales, y se desconectase su teléfono de trabajo. Una maniobra que forma parte del 'procedimiento estándar' de palacio.
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